El pasado 21 de octubre, el abogado y escritor Gary Marroquín M...
Mark and Robb Cullen son una pareja de hermanos nacidos en Filadelfia —a mediados de los años sesenta— que suelen trabajar juntos como guionistas y productores de algunas exitosas series de televisión norteamericanas: Lucky (2003), Las Vegas (2007), Back in the game (2013) y la reciente Mr Robinson (2015), entre otras. En el cine, debutaron como guionistas con Cop out (2010), una combinación de comedia y película de acción que no tuvo el suceso esperado. Sin embargo los Cullen no se han dado por vencidos y repiten la fórmula, pero esta vez con Mark asumiendo la dirección, en la película Secuestro en Venice (Once upon a time in Venice, 2017), actualmente en los cines limeños, protagonizada por una verdadera constelación de estrellas que incluyen a Bruce Willis, Jason Momoa (Aquaman), John Goodman y la alemana Famke Janssen.
Willis interpreta a Steve Ford, un detective privado que vive en Venice, un barrio residencial de Los Ángeles (California). Sin buscarlo, Steve se ve envuelto en problemas con Spyder (Momoa), cabeza de una peligrosa banda dedicada, entre otras cosas, a la venta de drogas ilegales. Como consecuencia del enfrentamiento con Spyder, la casa de la familia de Steve sufre un asalto, en el que se llevan todas las cosas de valor y también a la mascota, el perro Buddy. Así que el “secuestrado” al que alude el título que se la ha dado a la película para Latinoamérica es nada menos que el perro. Y para rescatar a Buddy, Steve tiene que cumplir con una serie de tareas que le impone Spyder, entre ellas devolverle una gran cantidad de cocaína que una de sus mujeres le ha robado.
El personaje de Steve está dentro de la línea de los que suele interpretar Willis: tipos duros, que hablan con frases cortas y contundentes, y prestos a salir a golpes de cualquier problema que se les presente. Pero los Cullen han puesto más énfasis en los aspectos cómicos que en los de acción, y para ello nos muestran una interesante y divertida galería de personajes secundarios, encabezados por el gran John Goodman quien aquí —a pesar de tener un papel más bien pequeño— vuelve a demostrar que con unas cuantas líneas puede robarse la película, como ya hizo en Argo (2012). Otro secundario que destaca es Thomas Middleditch (Silicon Valley) quien interpreta al compañero de Steve y también hace la narración en off de esta historia, a la manera de los policiales de mediados del siglo pasado.
Sin duda lo que más llama la atención de Secuestro en Venice es la performance de Willis, quien aquí se ve obligado a explotar su veta cómica. Así, desde el inicio de las acciones lo vemos pasear en patineta completamente desnudo (y cuando lo detiene la policía solo le queda esconder su revolver entre las nalgas), vapuleado por un travesti afroamericano, y hasta disfrazado de mujer, con vestido y peluca. Lamentablemente Willis no es un comediante, y estas escenas solo nos hacen pensar en las humillaciones a las que se tienen que someter algunas viejas estrellas de Hollywood para mantenerse vigentes.
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