El pasado 21 de octubre, el abogado y escritor Gary Marroquín M...
Con la fama de ser la película más controversial entre las producidas por Hollywood en los últimos tiempos, ¡Madre! (Mother!, 2017) escrita y dirigida por Darren Aronofsky (Nueva York, 1969), es básicamente una película de terror con elementos fantásticos y alegóricos. Se trata de la historia de una pareja innominada (como casi todos los personajes) que en la ficción apenas responden a los apelativos de Él y Madre, y que son interpretados por los conocidos actores Javier Bardem y Jennifer Lawrence; un matrimonio algo disparejo pero muy unido. Al principio los vemos viviendo solos en una mansión aislada (el escenario predilecto del terror gótico), ella dedicada a reconstruir la casa (ha habido un incendio que casi la destruyó) y Él tratando de escribir, pues al parecer es un poeta muy famoso, pero que atraviesa por una sequía creativa.
Los problemas comienzan cuando llega a la casa accidentalmente un hombre anciano (y muy enfermo), interpretado por el siempre admirable Ed Harris. “Hombre”, así se le denomina, se va quedando en la casa, y pronto lo visitará su esposa, la también siempre admirable Michelle Pfeiffer. Y después llegarán sus hijos. Todos ellos aparecen inopinadamente y van ocupando la casa, ante la actitud pasiva de Él y la indignación contenida de Madre. Pronto la casa será “tomada” por esa familia, y posteriormente de una manera más radical y violenta por un grupo de admiradores de la obra de Él. Y si en esta trama hay muchas coincidencias con el famoso cuento “Casa tomada” del argentino Julio Cortázar, finalmente las coincidencias son mayores con la famosa película El bebé de Rosemary de Roman Polanski, autor que es una de las referencias claves del cine de Aronofsky.
La crítica ha elogiado unánimemente los aspectos formales de ¡Madre!, desde la dirección artística —el diseño y decoración de esa mansión moderna que bien podría ser un laberinto— hasta la fotografía y los movimientos “cámara en mano” con que se sigue a Madre en todos sus desplazamientos; pasando, claro está, por la excelente actuación de Lawrence, quien vive las más intensas emociones pero siempre con una actitud de resignación, como si se tratara un martirio para acceder a la trascendencia. A pesar del reconocimiento de esas virtudes, Aronofsky vuelve a caer aquí en varios de los excesos que ya se observaron en sus anteriores películas (efectismo, manierismo, pérdida de verosimilitud en los tramos finales); como en la reconocida El cisne negro (2010), que le valió un Oscar a su protagonista Natalie Portman.
Merecen una mención especial las diversas interpretaciones que se han hecho de los sucesos presentados en esta película. En primer lugar, la película ha sido vista como una metáfora de la relación entre el escritor (el artista en general) y su musa, en este caso entre Él y Madre; con el tema de las responsabilidades familiares que el escritor no puede ni desea asumir. Hay otra lectura alegórica que quiere ver en Madre a la “madre naturaleza”, a la casa como el planeta y a Él como la civilización humana, con su tendencia a lo destructivo. Pero la interpretación más directa es la “bíblica”: Él es Dios, Madre es la naturaleza, Hombre es Adán y Mujer es Eva. Hay muchos detalles que corroboran esta lectura, como que antes de que aparezca Ella se le ve a Hombre una gran herida sobre las costillas; o que dos de los hijos de esa pareja peleen hasta que uno mata al otro. ¡Madre! sería así una especie de lectura moderna, desde el terror cinematográfico, de algunos de los más conocidos mitos bíblicos. Acaso de ahí venga su poder de fascinar y a la vez incomodar a los espectadores.
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