El pasado 21 de octubre, el abogado y escritor Gary Marroquín M...
Sobre la película “El círculo”, de James Ponsoldt
La revolución digital ya ha cambiado la vida diaria de las personas en todo el mundo, especialmente en el campo de la información y la comunicación. El mejor ejemplo de ese cambio son las redes sociales, que están redefiniendo los límites entre lo público y lo privado, entre lo real y lo virtual (la llamada posverdad). Y como suele suceder con estos cambios tan radicales, la ciencia ficción ha encontrado en el tema un terreno sumamente fértil para sus narraciones. La excelente serie de televisión Black Mirror puede ser considerada fundadora de este subgénero, al que ahora se suma la película norteamericana El círculo (The circle, 2017) dirigida por el norteamericano James Ponsoldt (Georgia, 1978) y protagonizada por el gran Tom Hanks y la británica Emma Watson (la Hermione de la saga Harry Potter).
Watson interpreta a Mae Holland, una joven común y corriente que comienza a trabajar (en el área de atención al cliente) en la oficina central de El Círculo, una gran compañía tecnológica que a la vez es una red social (una especie de unión de Apple y Facebook). El Círculo tiene la pretensión de abarcar a toda la población norteamericana y también cubrir todo el territorio del país con sus diminutas cámaras conectadas a la red (cámaras que emplean una novedosa tecnología, acaso lo único “ficticio” del relato). Mae pronto es presionada por Eamon Bailey, el carismático director de la empresa (interpretado por Hanks) a participar en las actividades de El Círculo, y llega a convertirse en la primera persona que transmite todas sus experiencias personales directamente a la red, las 24 horas del días y sin interrupciones. Eso le genera una gran popularidad, pero afecta negativamente las vidas de las personas de su entorno, especialmente las de sus padres y la de su mejor amigo.
El director Ponsoldt es conocido más que nada por su trabajo en el cine independiente, pues dirigió la películas The spectacular now (2013) y The end of the tour (2015), entre otras. Aquí opta por escenografías espaciosas y modernas, que remiten a los ambientes de trabajo de las principales empresas de tecnología de hoy; y también por recursos visuales “modernos”: dividir la pantalla, cambiar de “formato”, hacer que aparezcan en ella los “comentarios” de los seguidores de Mae, etc. En todos estos casos los resultados son satisfactorios, aunque no más que eso. No sucede los mismo con la decisión de hacer que los momentos más intensos de la narración estén centrados en largos monólogos de sus protagonistas (pronunciados frente a un auditorio), seguramente una herencia del teatro y del cine independiente. De todas maneras, esos monólogos nos permiten apreciar el gran dominio escénico de Tom Hanks, ganador de dos Oscar y tres Globos de Oro.
Acaso por el énfasis en esos monólogos (sin duda lo mejor de la película), el desarrollo de la trama y los personajes resulta incipiente. Por ejemplo, el británico John Boyega (El despertar de la fuerza) hace el papel de Ty Lafitte, el fundador de El Círculo y quien detiene los excesos de Bailey. En otras palabras, Ty es quien determina el sorpresivo final de la narración, aunque aparece apenas parece un par de veces, que no justifican su “peso” en la historia. También resultan injustificados los cambios de opinión y de actitudes en Mae, quien de ser una joven tímida pasa de un momento a otro a convertirse en una desinhibida celebrity (de paso, confirmamos que Watson no es muy buena actriz). A pesar de los esfuerzos de Hanks, El círculo es una película fallida, y que solo nos deja esperando la nueva temporada de Black Mirror.
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