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En recuerdo de Carlos Roose Silva (1929-2016)
Con una larga y destacada trayectoria como caricaturista, Carlos Roose Silva (más conocido por el apelativo de Crose, con el que solía firmar sus trabajos) falleció el día de ayer, lunes 10 de octubre, a la edad de 87 años. Crose, con casi setenta años de caricaturista, era considerado el decano del humor gráfico local; no obstante, su época “dorada” fueron los años sesenta y setenta, cuando tuvo a su cargo las páginas de humor de los diarios Ojo y Correo. Entre sus personajes más populares están Jarano, Pachochín, Pulguín y La Pechocha. En el 2010 Crose recibió el Premio Huamán Poma, la más alta distinción entregada por el Comité Consultivo del Salón Internacional de Humor Gráfico, como reconocimiento a su obra.
Crose nació el 8 de octubre de 1929 en Trujillo. Fue hijo de Jorge Roose y Blanca Silva, quienes tuvieron diez hijos. Pronto la familia se trasladó a Lima, por lo que Carlos haría sus estudios secundarios en el colegio Nuestra Señora de Guadalupe. Fue ahí que se inició como dibujante, en un periódico mural llamado El Mosquito. Posteriormente pasaría a estudiar en el Instituto Pedagógico, pero la vocación artística y periodística se impuso, por lo que comenzó a trabajar como fotógrafo en el diario La Industria. En una de sus últimas entrevistas, él mismo relató esos inicios: “Yo empecé dibujando profesionalmente el primero de octubre de 1946, en el diario La Tribuna, donde ya estaba trabajando como fotógrafo y cubría el Congreso. Allí creé a Pachochín, un hombre pegado a la letra, como era su eslogan. En el año 1950 pasé al diario La Crónica y creé a Jarano, a pedido de los Prado que eran los propietarios del diario”.
Entre 1956 y 1962 Crose se desempeñó como fotógrafo del Congreso. Quienes lo conocieron entonces los describen como “un joven bromista, de chascarrillo en ristre y salidas que provocaban risas y diversión”. Esa alegría y camaradería con sus compañeros lo llevaría a ser fundador y socio de la llamada “Peña 11”, un local en el piso 11 de un edificio de la Av. Alfonso Ugarte, donde se solían reunir periodistas, poetas y artistas de diferentes ámbitos limeños. De esas reuniones saldrían varios proyectos de revistas humorísticas que el propio Crose dirigió, como Pachochín, Tacu-Tacu (que llegó a los doce números) y Mocito (dirigida al público infantil). Ya convertido en un maestro de la caricatura peruana, Crose tuvo a su cargo durante muchos años la página “Domingueando con Crose”, en el diario Ojo, en la que daba rienda suelta a su creatividad y criollísimo sentido del humor.
Crose trabajó toda su vida y casi sin interrupciones, por lo que es considerado no solo el caricaturista con mayor trayectoria en la prensa nacional, sino además uno de los más prolíficos a nivel continental. Incluso en los últimos años estuvo colaborando con el diario Ajá. Son varias las generaciones de peruanos que hemos disfrutado desde la infancia con sus creaciones y con su picardía. Nos ha dejado uno de los grandes del humor gráfico peruano.
Fotografía: Ojo.pe
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