El pasado 21 de octubre, el abogado y escritor Gary Marroquín M...
Un disco que cambió radicalmente la escena musical
En setiembre de 1991 la escena de la música popular era muy similar a la actual: reinaba el pop norteamericano, con Michael Jackson a la cabeza, y el rock parecía sumido en un frívolo letargo, ya que sus más populares exponentes eran grupos pertenecientes al llamado glam metal o hair metal (Motley Crue, Europa, Poison, etc.), superficiales, sin ningún talento musical ni creatividad, enfocados únicamente por el espectáculo. Fue entonces, hace exactamente 25 años (el 24 de septiembre de 1991) que apareció el disco Nevermind del grupo Nirvana, que conmocionó al mundo, iniciando la última gran renovación del rock —el llamado movimiento grunge— y que convirtió al líder del grupo, Kurt Cobain, en todo un ícono generacional.
Tanto por la música como por la temática de sus canciones Nevermind volvía a la esencia del rock: expresión de la fuerza y rebeldía de los jóvenes. Musicalmente regresaba a la estructura de los grupos iniciales del rock: solo guitarra, bajo y batería, como The Who, Black Sabbath, Cream, The Clash, The Ramones, etc. En el caso de Nirvana se trataba de un verdadero power trío: Cobain era el compositor, cantante y además excelente guitarrista, muy afecto a los sonidos pesados y a las distorsiones. Lo acompañaban Krist Novoselic en bajo y Dave Grohl en la batería. El grupo se había formado en 1988, en la ciudad de Seattle (Estados Unidos) y ya había grabado un primer disco, Bleach (1989), de mediano éxito (llegó al puesto 89 del ranking americano). Pero con Nevermind alcanzaron el primer lugar en Estados Unidos, Canadá y Europa, y vendieron 30 millones de discos.
La crítica ha señalado que las canciones de Nevermind están elaboradas a partir de la conjunción de una serie de opuestos: la violencia y la quietud, los versos sugerentes y el grito de protesta, la melodía pura y la distorsión, los detalles subjetivos y el manifiesto generacional, etc. Por supuesto, todo ello se comprende más fácilmente cuando escuchamos cada una de las canciones. El disco se abre con “Smells like teen spirit”, una de las más populares de todos los tiempos y un verdadero himno noventero, que todos hemos escuchado y visto (en su no menos famoso videoclip) infinitas veces. Una canción que “le mostró al país lo infelices que eran los jóvenes y lo insatisfechos que estaban”, según explicó Grant Alden, un periodista que acompañó a Nirvana desde sus inicios. “Una inyección que impulsó a la gente a elegir lo que quería hacer con su vida y, con sus cuestionamientos, le brindó energía a una generación”, afirma por su parte la cantautora Tori Amos. El disco continúa con las canciones “In bloom”, “Come as you are”, “Breed”, “Lithium”, etc., todas con la misma calidad y en la misma línea artística, constituyendo uno de los mejores discos de la historia del rock.
El éxito de Nevermind —el título significa “No importa”, pero dicho de una manera “callejera”, algo así como el peruanísimo “me llega”— abrió la puerta a toda una generación de grupos de rock con propuestas afines a la de Nirvana: Pearl Jam, Smashing Pumpkins, Soundgarden, etc. En conjunto fueron conocidos como el movimiento grunge, la última gran generación de rockeros, que pusieron el fondo musical a las vidas de los jóvenes de los años noventa. Por su parte, Nirvana grabaría un disco más: In utero (1993), que lo mantuvo en el estrellato mundial hasta la trágica muerte de Cobain (1994). Para muchos, en ese momento concluye la historia del rock.
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