¿Y por qué no Rospigliosi?

De alguna u otra manera en el ambiente político se sobreentiende que Keiko Fujimori será otra vez la candidata presidencial de Fuerza Popular en las próximas elecciones. Todo indica que en el razonamiento de la primera línea política naranja habría dos argumentos para continuar con la apuesta por la hija de Alberto. Una es que solo Keiko puede ser la locomotora electoral tanto a las cámaras de diputados y senadores; y la otra es que ellos, es decir Keiko y Fuerza Popular, sí ganaron las elecciones pasadas, pero hubo fraude (aunque no lo crean, el relato del fraude aún pervive en cierto sector de la fuerza naranja)

Sin embargo, así como en el ambiente político se sobreentiende que Keiko será la candidata presidencial, existe también cierto consenso de que “la China” pierde una nueva segunda vuelta con “cualquiera”. Incluso, con sorna, se dice que hasta un “panetón Tottus” le gana. Y los antecedentes corroboran todo lo anterior. Al antifujimorismo se le ha sumado un antikeikismo ganado a pulso. Ojo, el anti fujimorismo ha ganado todas las elecciones anteriores.

Ahora, ¿por qué digo Rospigliosi? Es decir, ¿por qué sugiero a Rospigliosi en lugar de Keiko como candidato a las próximas elecciones? ¿Por qué un “no fujimorista” no puede ser el candidato de la fuerza naranja? Antes de continuar, vale advertir que proponer semejante iniciativa no es una temeridad sino todo lo contrario. Y aquí lo desarrollo.

Si ustedes observan bien, en los últimos meses Rospigliosi viene construyendo un perfil de “fujimorista duro”. A falta de Martha Chávez o Luz Salgado, o de la vieja guardia naranja, hoy en un segundo plano, Rospigliosi se parece más a un “fujimorista duro” de “vieja guardia” que representa al sector albertista por encima del sector más tecnócrata que hoy dirige el partido naranja

Rospigliosi ha empezado a perfilarse como duro vocero anticaviar, anticomunista, protector de algunos policías y militares perseguidos por la justicia politizada por algunas oenegés. Es decir, hace tiempo se está perfilando como un heredero de ese viejo albertismo, de primera hora en sus formas, pero con un traje ideológico claramente anti comunista. 

Asimismo, Rospigliosi, como ex ministro del Interior desarrolla un discurso de mano dura frente al desorden nacional y a la inseguridad. Este es un país desorganizado de cabo a rabo, hay una demanda mayoritaria que reclama una nueva “organización nacional” al costo que sea. Por estrategia, poner a Rospigliosi como el candidato naranja volvería a revitalizar además el carácter anti establishment sociológico perdido hoy en día por el fujimorismo de nuevo cuño. 

Orden, mano dura, relato anticaviar, posición a favor de policías y militares, carácter anti establishment. ¿Qué falta? Que Keiko reflexione, solo eso.