Viviendas cálidas para derrotar a la pobreza

En el Perú, desde diferentes esferas, en muchas oportunidades nos hemos propuesto acabar con la pobreza, sin embargo, más allá de las buenas intenciones no ha sido posible concretar este anhelo. Ahora, que la reflexión acerca de qué hacer y cómo lograrlo compromete tanto a la academia, como al sector privado, se ha concretado una propuesta que viene demostrando ser eficiente para avanzar en la lucha contra la pobreza, ésta se denomina CAT-PUCP para Sumac Wasi, que son las viviendas rurales que edifica el Ministerio de Vivienda y Construcción (MVC).

¿En qué consiste CAT-PUCP?, en un complemento que permite incrementar la temperatura al interior de las viviendas rurales ubicadas en zonas altoandinas, precisamente donde radica la mayoría de la población que se encuentra en condiciones de pobreza extrema.

CAT-PUCP para SUMAC WASI es el resultado de un esfuerzo conjunto entre la Pontificia Universidad Católica del Perú y el sector privado, las viviendas se situarán en diversas zonas del país, el sector minero es uno de los más entusiastas en el escalamiento del proyecto. Tras una investigación que se inició antes de la pandemia del covid-19, un equipo multidisciplinario de dicha institución académica diseñó una columna que contiene piedras de canto rodado –que se encuentran en los cauces de cualquier río– y sobre dicha estructura colocan un panel que direcciona el intenso calor diurno de la serranía hacia las rocas, las mismas que alcanzan temperaturas de hasta 70 grados centígrados, por medio de un tubo, el calor acumulado durante el día se transmite al interior de las viviendas cuando la temperatura empieza a descender. Inclusive, cuando la temperatura ambiental baja por debajo de cero grados, al interior de las viviendas que cuentan con este dispositivo se logra temperaturas que oscilan entre los 17 y 20 grados, lo que genera un ambiente confortable para las personas que habitan en estas partes del territorio nacional, generalmente localizadas por encima de los 3,500 m.s.n.m.

Según cifras del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), la pobreza en el país alcanzó al 27.5% de la población en el 2022, según el documento: “Perú: Evolución de la Pobreza Monetaria 2011-2022”, elaborado con los resultados de la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO), lo que representa 9 millones 184 mil personas; en tanto que la pobreza extrema afectó al 5% de la población, es decir, 1’669,800 peruanos, a cinco miembros por familia, resulta que tenemos 333,960 hogares en condiciones muy precarias que comprometen su desarrollo futuro y que lo más probable es que su situación de pobreza sea transmitida a sus próximas generaciones.

El que casi 1.7 millones de peruanos tengan la posibilidad de contar con alguna de estas viviendas abrigadoras implica en sí mismo una revolución social. En adelante, el frío no les restará su potencial físico porque habrán dejado de perder kilocalorías, en consecuencia, su condición actual de supervivencia –en función a una economía precaria– se transforma porque el pobre extremo se convierte en un agente que incrementa su capacidad productiva en base al conocimiento que dispone. Empero, genera excedente agropecuario que comercializará los fines de semana en la feria o mercado local, lo que le permitirá la disposición de efectivo para adquirir bienes y hasta servicios producidos o servicios ofertados en el país, acelerando el círculo virtuoso de la producción.

Además, CAT-PUCP impactará positivamente en la lucha contra la pobreza multidimensional y la discriminación contra la mujer, quien sigue siendo la más vulnerable entre los pobres, peor inclusive es la situación que afrontan quienes tienen alguna condición que limita su actuar o padecen de alguna enfermedad. Por lo expuesto, resulta relevante que el estado incorpore en sus programas de vivienda social este complemento. La academia y el sector privado han alcanzado a la sociedad peruano un aporte relevante, eficiente y transformador para la mejora de la calidad de vida de más de un millón de ciudadanos.

Las viviendas sociales del estado para zonas rurales y CAT-PUCP pueden generar áreas urbanizables y mayores conglomerados habitacionales en áreas más accesibles en las que también se pueda edificar, adicionalmente, un colegio o un centro de salud. Estas infraestructuras públicas tendrían un costo menor inclusive, porque a diferencia de las viviendas que cuentan con dos dormitorios y un área de usos múltiples, una Institución Educativa requiere aulas sin divisiones internas, al igual que un centro hospitalario u alguna oficina del ministerio público, poder judicial, comisaría, Reniec, etc.

Un mecanismo para impulsar esta transformación de manera radicalmente positiva y rápida es Obras por Impuestos. Para lograrlo, se requiere que las autoridades de los gobiernos subnacionales y nacional se convenzan de los beneficios que genera esta alternativa, que conozcan de la disposición de la academia y del sector privado para escalarla.

Como dicen sus promotores, mientras nosotros seguimos debatiendo la manera cómo brindar mejores servicios a miles de hogares, ellos están padeciendo la inclemencia del frío de los andes y las enfermedades respiratorias agudas –entre otras– que trae el vivir y padecer en dichas alturas.

P.D.: La minera Southern Peru es una de las compañías que aportó montos significativos en el desarrollo del proyecto que está demostrando su efectividad, para que no haya más peruanos que padezcan de frío.