Guillermo Vidalón

¿Viva la izquierda?

El populismo como herramienta para acceder al poder

¿Viva la izquierda?
Guillermo Vidalón
22 de septiembre del 2020


La izquierda en el Perú es populista, amancebada, siempre dispuesta a los oropeles y a la venta de su moral y “conciencia revolucionaria”. Utiliza a los pobres en sus discursos, pero nunca formula un planteamiento que genere riqueza.

Empoderar a las personas es hacerlas dueñas de su propio destino. Generando oportunidades económicas, cuando una sociedad carece de recursos financieros tiene la posibilidad de atraer inversiones, estableciendo estímulos que hagan al país más atractivos que otros. Cuando se establecen puentes entre el interés de algún inversionista y el Estado nacional, este último dispondrá de más recursos para destinar a la capacitación de sus ciudadanos.

Un Estado con recursos puede legitimarse si hace un uso eficiente de ellos. Desarrollar infraestructura socio productiva genera una dinámica creciente, lo que se transforma en puestos de trabajo, bienestar generalizado y disminución de la pobreza y de actos delictivos.

Lo contrario ocurre si se piensa que “es tiempo del reparto indiscriminado”. Una cosa es atender casos puntuales y otra emplear el populismo como herramienta para acceder al poder, dilapidar el dinero público y beneficiarse de él sin solucionar ninguno de los problemas que se propuso atender. 

El electorado que ejerce ciudadanía durante veinte o más años, y que ha tenido la oportunidad de prepararse, analiza los acontecimientos desde otra perspectiva. Está convencido de que nadie le va a resolver sus problemas, y que de él dependerán esas soluciones. 

En 1990 la izquierda y otros sectores se opusieron activamente a la candidatura de Mario Vargas Llosa. La izquierda partícipe del proceso democrático se aupó al Ing. Alberto Fujimori. En 1995, las izquierdas se sumaron a la candidatura de Javier Pérez de Cuéllar, detrás de Unión por el Perú, organización política que devino en vientre de alquiler. En 1998 ni siquiera el cierre de la frontera terrestre con el Ecuador pudo compensar el “efecto tango”, y la crisis argentina terminó golpeando a la economía. El tercer período presidencial de Fujimori sacó a la luz la descomposición en su interior.

En el 2000 la izquierda optó por Alejandro Toledo (2001), como también lo hizo Fernando Olivera del Frente Independiente Moralizador, quien jugó un rol importante en la caída del fujimorismo, y además denunció la adicción del candidato de Perú Posible. Sin embargo, terminó trabajando con él. 

En el 2006, Alan García II se percató de que debía promover el crecimiento económico, lo recibió en el 4% anual (del PBI) y lo elevó hasta 7% anual. En el 2011, la izquierda optó por Ollanta Humala y su populismo de repartir antes que seguir creciendo. El PBI disminuyó su ritmo de crecimiento a 3.5%. En 2016, Pedro Pablo Kuczynski, quien también ganó con el apoyo de la izquierda, siguió sin rumbo definido. El 2018 la izquierda también estuvo presta a servir al poder y, por supuesto, a servirse de él. El 2021 recién sabremos cómo tratarán a Martín Vizcarra. Ya salieron a la luz pública los contubernios con Odebrecht y otros, y la pandemia es utilizada como manto para la corrupción. 

¿Cuántos puntos de caída en el Producto Bruto Interno se deben a la izquierda? ¿Cuántos millones de familias han dejado en el desempleo?

Guillermo Vidalón
22 de septiembre del 2020

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