Vencer a la pandemia, recuperar el empleo

Cuando los índices de la Organización Mundial de la Salud colocan al Perú en el segundo lugar como el país con mayor porcentaje de su población afectada (1,01%, según la Universidad Johns Hopkins de los EE.UU., en base a cifras oficiales del Minsa 13/07/20) por el Covid-19, cabe preguntarse si la respuesta del Gobierno ante la pandemia ha sido la más acertada. Más aún si el nivel de contagio no cede, y la imposición de la cuarentena lo único que ha conseguido es generar una crisis económica nunca antes vista.

Ahora las autoridades emiten el mensaje de “cuídate, es tu responsabilidad”. Ciertamente tomar medidas de prevención, higiene personal, frecuente lavado de manos y distanciamiento físico entre las personas constituye la mejor protección contra el virus; pero detener la economía bajo el argumento de que se evita un mayor número de fallecidos no parece la mejor opción. Si ese argumento fuera valedero, ¿por qué ahora se levanta la cuarentena?

Lo cierto es que la propagación del Covid-19 no puede asociarse necesariamente al desenvolvimiento de la economía. Es insostenible imaginar que se puede mantener enclaustrada indefinidamente a la población. Ahora, con enormes consecuencias sociales, con un desempleo que afecta a más de tres millones de trabajadores e impacta negativamente los ingresos de aproximadamente 10 millones de personas, lo único que queda por hacer es recuperar la economía, reducir las trabas burocráticas para darle mayor dinamismo y hacerla más eficiente, y que El estado –la burocracia– empiece a confiar en el buen criterio de sus ciudadanos y en las relaciones que establezcan libremente.

¿De qué le sirve a un trabajador que una norma establezca que tiene tales o cuales derechos si no cuenta con empleo? La mejor manera de defender los derechos de los trabajadores es generar más y mejor empleo. Y en ese sentido es que se demanda a las autoridades responsabilidad y compromiso con las inversiones que están dispuestas a ejecutarse en el país en el menor plazo posibles. 

Una economía es saludable si su aparato productivo se expande en función a la satisfacción de la demanda interna y externa de los consumidores. En la actualidad, el incremento del desempleo ha contraído el consumo privado, así como los niveles de recaudación previstos. En consecuencia, cabe analizar hacia dónde se orienta el consumo externo para que la economía nacional se recupere lo antes posible, en función a la demanda internacional.

¿Qué está demandando el mundo? ¡Metales! Y la manera de obtenerlos, comercializarlos y lograr generar ingresos crecientes es atendiendo esa demanda. ¿Cómo lo hacemos? a través de la actividad minera. Y, ¿Cómo satisfacemos la nueva demanda? Propiciando la pronta ejecución de nuevos proyectos mineros, así como la expansión de las actuales operaciones. Tengamos presente que quienes se oponen a las actividades extractivas son los mismos que postergaron innecesariamente el inicio de Camisea durante 21 años, haciendo que muchos peruanos vean afectado su sistema respiratorio por la inhalación de cenizas producidas al interior de sus viviendas. 

Prestar oídos a los catastrofistas resulta una gran irresponsabilidad cuando se ha demostrado, hasta la saciedad, que el sector minero formal cumple los más altos estándares ambientales y sociales. Vencer al Covid-19 y a las pandemias que sobrevendrán demandará recursos económicos. Para generarlos resulta necesario e impostergable respaldar el inicio de la construcción del proyecto minero Tía María. Es la señal que la comunidad nacional e internacional de inversionistas está esperando.