Mariana de los Ríos
Uzumaki: la espiral del horror
Reseña de la versión animada del clásico manga de terror
Junji Ito (Japón, 1963) es, desde hace más de dos décadas, el maestro indiscutido del terror en el manga. Uno de sus trabajos emblemáticos es Uzumaki (1998), una obra que se caracteriza por su perturbador uso del horror corporal y cósmico. Y aunque ya existe una fallida versión cinematográfica, se generaron grandes expectativas por el proyecto de su adaptación al anime, anunciado en 2019 por la productora norteamericana Adult Swim. Tras muchos cambios y contratiempos, incluidos los generados por la pandemia de covid, fiinalmente se acaban de estrenar, a través de la cadena de streaming Max, los cuatro episodios de esta serie, con una propuesta visual fiel al manga original, tanto en su estética en blanco y negro como en la esencia del terror que caracteriza a Ito.
La historia de Uzumaki gira en torno a los jóvenes Kirie Goshima y Shuichi Saito, quienes viven en la pequeña ciudad costera de Kurouzu-cho, en Japón, un lugar que es asaltado por una misteriosa y sobrenatural serie de espirales. La trama se desarrolla de forma progresiva, presentando sucesos cada vez más aterradores y fantásticos: desde el padre de Shuichi, que tiene una enfermiza fascinación con las espirales, hasta grandes fenómenos naturales –poderosos tornados y remolinos marinos que lo devoran todo–, pasando por personas que se convierten en caracoles o cabelleras que toman vida propia; es decir, situaciones que oscilan entre lo fantástico y lo fatal, entre lo grotesco y lo gore, pero siempre generando un terror sofocante. A lo largo de los episodios, la espiral deja de ser simplemente una forma recurrente para convertirse en una maldición que consume a los personajes y a la ciudad misma, llevándolos hacia una terrible catástrofe.
El terror en la obra de Junji Ito es único, no solo por las deformidades físicas que presenta, sino también por la sensación de inevitabilidad y desesperación que generan sus historias. Ito se ha inspirado en la obra de H.P. Lovecraft y en el concepto del horror cósmico, en el que la insignificancia del ser humano frente a las fuerzas del universo es un tema central. La serie animada plasma esa atmósfera de manera efectiva, capturando la sensación de opresión que embarga a los personajes mientras las espirales van apoderándose de cada cuerpo y de cada rincón de la ciudad.
El estilo artístico hiperdetallado y la ausencia de colores contribuyen a generar un sentimiento de angustia, que se intensifica a medida que avanza la trama. No obstante, merecen destacarse los logros artísticos del primer episodio, que presenta la historia con momentos de terror que escalan en intensidad hasta culminar en escenas de auténtico horror corporal. En los tres siguientes episodios la calidad visual decae considerablemente, lo que resulta hasta cierto punto decepcionante. La animación, que en el inicio era fluida y detallada, se vuelve tosca y menos cuidada, afectando gravemente a la serie.
El manga Uzumaki tiene momentos memorables y perturbadores, característicos del terror psicológico y físico que define la obra de Ito. A pesar de las irregularidades señaladas, esta adaptación de Adult Swim logra brindarnos una experiencia perturbadora y única, digna del genio inquietante de Junji Ito. Algo que agredecerán mucho los fanáticos del manga y del terror en general.
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