Una oportunidad perdida

Que Pedro Castillo sea ignorante o ingenuo es, a estas alturas, un atenuante que pretende maquillar sus verdaderos intereses y sus propósitos políticos, que los tiene muy claros y no son nada ingenuos. Nunca hizo una condena al terrorismo y guardó un locuaz silencio a la muerte del líder senderista. Tampoco ocultó su objetivo totalitario ni su patria plurinacional (ambos anticonstitucionales). Su falta de experiencia para gobernar no es un obstáculo para el copamiento de las principales instituciones, para lo que ha mostrado mucha destreza y capacidad de manipulación. Lo viene haciendo sin pausa ni escrúpulos, repartiendo el poder entre caviares, paisanos, familia y camaradas, con la anuencia de ciertos periodistas y abogados. Es una vergüenza su silencio cómplice cuando encontraron la coima de su secretario en sus mismísimas oficinas. Y el desmantelamiento de la Policía Nacional es de una injerencia groseramente delictiva que pretende, al caballazo, cerrar los casos de la organización criminal que lo llevó al poder. 

El debate político está centrado en las formas legales y constitucionales que sustentan el motivo de la suspensión, acusación o vacancia del presidente. Esto requiere lograr consensos en el Congreso que permitan defender los principios constitucionales. El momento histórico que vivimos requiere unidad y valentía para la defensa del Congreso, ante la inminente amenaza de su cierre. Urgen desprendimientos personales y partidarios que den espacio a un sólido bloque opositor cuyo objetivo más importante sea defender la Constitución, la democracia y la integridad territorial de la patria. La tarea es encontrar el líder, un buen comunicador que logre motivar y consensuar el desarrollo y la unión de los peruanos.

Parafraseando a Alan García diría: “pero es la economía, imbécil”, el verdadero abandonado en esta guerra populista que se libra en las redes sociales. Sin embargo, no puedo imaginarme lo que significa para nuestro desarrollo que existan US$ 62,000 millones en inversión minera en espera. Apreciaría que el Gobierno sea un facilitador para captar esos capitales, y que su prioridad sea lograr consensos entre las empresas y las comunidades aledañas. ¿Podría la SNM calcular qué ingresos le generaría al Perú la puesta en marcha de estos proyectos? ¿Qué importancia tienen para el PBI? ¿Cuántos kilómetros de carreteras podríamos asfaltar, cuántos hospitales y escuelas se podrían construir? ¿Cuánto perdió Cajamarca por cerrar Conga? ¿Cuánto perderá Arequipa por el cierre de Majes Siguas? ¿Quiénes son responsables de que seamos tan pobres en un país rico?

Castillo y su gente nos distraen con su mensaje ideologizado. Se necesita urgentemente empresarios políticos capaces de generar riqueza, que tengan –como los miles de empresarios de Gamarra– un chip de racionalidad económica en su cabeza; y que sepan que para gastar, hacer obra o robar, primero se requiere generar capital. Y que el capital es cobarde y no tiene nacionalidad; que si se castiga el éxito por complejos o envidia, lo que se hace es complotar contra la creatividad, contra el deseo de superación. Que fácil es ver la patria como un botín y arrogarse la voz del pueblo y no hacer ningún esfuerzo para ubicar las oportunidades de crecer y capitalizarnos. ¿Qué propuestas de desarrollo nos ofrece el comunismo? ¿Cómo reactiva sectores en crisis como el turismo y el de servicios? ¿Cómo apoya las pequeñas y micro empresas? ¿Qué ideas nuevas aporta además de querer quitar lo que ya está hecho? Han pasado seis meses y no he escuchado ninguna.

Responsables: la caviarada y los políticos acomodaticios y mercantilistas. Un Congreso timorato y sumiso y cierta prensa que sirve de caja de resonancia del populismo más rampante; también las élites empresariales que nunca defendieron el sistema por culpa o vergüenza. No vaya a ser que la tecnología sustituya al cobre en el futuro, y nuestra oportunidad haya sido única y una vez perdida quedemos condenados a la pobreza y al subdesarrollo, y con nuestra cordillera llena de cobre que nadie quiere. Congreso: en vuestras manos está nuestro destino.