Jose Antonio Torres
Una mirada al 5 de febrero: 50 años después
La "huelga policial" fue contundente y el general Velasco optó por la represión
![Una mirada al 5 de febrero: 50 años después](https://elmontonero.pe/upload/uploads_images/cubitos.jpg)
El 5 de febrero de 1975 representó un punto de inflexión y marcó el inicio de la caída de la dictadura militar presidida por el General Juan Velasco Alvarado. El golpe militar del 3 de Octubre de 1968, no sólo depuso al presidente Fernando Belaunde sino también, y sobre todo, impidió que se realizarán los comicios generales en junio del siguiente año. Si los militares a lo largo del siglo pasado habían respaldado la hegemonía oligárquica en el poder, por el contrario, el gobierno militar se autodenominó Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas.
Fue un gobierno integrado por militares de alta graduación. Todos los ministros eran militares del Ejército, la Marina y la Aviación. Los golpes militares de 1948 y 1962, fueron marcadamente antiapristas. El gobierno militar se esforzó en definir su posición política e ideológica, apoyándose en partidos como el PCP adscrito a la Tercera Internacional y el Kremlin, a lo que se sumaron democristianos, social progresistas y ex militantes acciopopulistas cercanos al vicepresidente Edgardo Seoane.
La formación del Sinamos como instrumento de movilización social y proselitismo a favor del gobierno, fue creciendo como un arma política para contrarrestar la presencia aprista en el movimiento social, sindical y universitario. Juan Velasco bajo la influencia de un ex aprista como Carlos Delgado Olivera, esbozó a lo largo del tiempo un discurso impreciso conceptualmente, el mismo que trataba de expresar en sus largos mensajes a la Nación o en distintas plazas públicas.
El comunismo internacional tuvo en el General Velasco y su gobierno un aliado político. Fidel Castro visitó Lima en 1971, para luego visitar Chile y ser recibido por Salvador Allende. La Revolución Cubana, subsidiada por la URSS, trataba de mostrar sus logros con un claro propósito injerencista. Juan Velasco y Fidel Castro mantuvieron estrechos lazos, que tuvieron un punto relevante, cuando a inicios de 1973, Juan Velasco estuvo a punto de perder la vida. La llegada de médicos cubanos a Lima, para sumarse al equipo de médicos del Hospital Militar que atendían a Juan Velasco, así lo demostró. La salud resquebrajada del General Velasco, lo alejó temporalmente del escenario político, sin embargo continuó en el poder hasta el 29 de Agosto de 1975 que fue depuesto por el movimiento liderado por el General Francisco Morales Bermúdez.
Las reformas sociales emprendidas, la Reforma Agraria en 1969, las expropiaciones de empresas nacionales y extranjeras, así como la creación de decenas de empresas públicas marcaron su gobierno. La formación de Cooperativas y Sociedades Agrarias de Interés Social (SAIS) en el campo, así como Comunidades Industriales en diversos sectores económicos diseñaban un nuevo modelo económico. Se crearían las Empresas de Propiedad Social autogestionarias, siguiendo el modelo yugoeslavo. Velasco expropió los diarios de circulación nacional en 1974, con lo que llegó a tener prácticamente el control de la prensa nacional escrita. Los pocos canales de televisión fueron parcialmente expropiados, limitando la libertad de expresión. La expropiación de la IPC a inicios de su gobierno, fue presentada como una reivindicación nacional y ejercicio de soberanía, que el presidente Fernando Belaunde no supo resolver, como lo prometió en la campaña electoral de 1963.
En un mundo signado por la Guerra Fría, el gobierno militar se distanció de Estados Unidos y optó por establecer relaciones con Cuba y mantener relaciones diplomáticas con la URSS y los países de Europa del Este que virtualmente eran parte de la esfera de Moscú. El gobierno de Velasco aumentó el gasto militar y optó por comprar armamento soviético. El discurso antiimperialista de Velasco, tuvo un paréntesis cuando en 1974 su gobierno aceptó pagar más de 70 millones de dólares por concepto de indemnización global por las diversas expropiaciones realizadas, incluyendo la IPC.
Durante el gobierno de Juan Velasco, la oposición se nucleó en torno al APRA y a Víctor Raúl Haya de la Torre. Si el objetivo del gobierno militar era desaparecer al APRA, definitivamente no lo consiguió. Generales como Armando Artola, Fernández Maldonado o Meneses Arata se esmeraron más de una vez en anunciar la muerte del APRA.
Haya de la Torre, seguramente hubiera sido elegido presidente en 1969, luego de que se disolviera la Alianza entre Acción Popular y la Democracia Cristiana y el propio Acción Popular se escindiera, formándose Acción Popular Socialista. Víctor Raúl Haya de la Torre retornó al Perú para presidir el Día de la Fraternidad en febrero de 1969, señalando su posición respecto al gobierno militar que se autodenominaba revolucionario. El gobierno militar impulsó la CGTP, para neutralizar al sindicalismo aprista adscrito a la CTP, formó Cooperativas Azucareras, pretendiendo controlar políticamente a sus dirigentes afiliados al APRA desde hacía décadas. En el plano universitario, el comunismo bajo diversos ropajes y opciones ideológicas se unieron para desplazar al movimiento aprista de las universidades públicas.
En la década de los setenta, ser admirador de Fidel Castro, el Che Guevara, Lenín, Mao Tse Tung o León Trotsky, eran consecuencia del intenso trabajo de adoctrinamiento desarrollado en todo el país, que eran parte de la propaganda política financiada internacionalmente. Si el APRA fue proscrita y declarada fuera de la ley por sucesivos gobiernos y dictaduras, la dictadura militar de Velasco utilizó otras estrategías. La dictadura militar no fue capaz de dar vida a un partido político. Los millones de soles asignados a SINAMOS no fueron suficientes.
El 5 de febrero el gobierno militar liderado por Juan Velasco Alvarado demostró su falta de respaldo popular. La "huelga policial" fue la respuesta política del personal policial ante las bajas remuneraciones, ante el maltrato de los Institutos Armados respecto a la Guardia Civil, la Policía de Investigaciones y la Guardia Republicana. Las instituciones policiales no eran parte del gobierno, por el contrario su exclusión era manifiesta. El gobierno militar privilegió a los oficiales de alta graduación de los Institutos Armados.
Durante los años del gobierno militar, se gestó una "casta" integrada por militares de los tres institutos armados. En épocas de escasez de alimentos de primera necesidad en Lima y otros lugares del país, precisamente los llamados "bazares militares" se convirtieron en lugares debidamente abastecidos y de uso exclusivo para militares y sus familias.
La "huelga policial" fue contundente y el General Velasco optó por la represión y la toma de la principal sede policial de la Avenida 28 de Julio (Radio Patrulla) ubicada en el distrito de La Victoria. El uso de tanques militares y la muerte de decenas o centenares de policías, constituyen páginas de la historia nacional, que aún están por escribirse.
La movilización de centenares de militantes apristas integrantes del ARE o de los Comandos Universitarios Apristas de las universidades Villarreal, Garcilazo, UNI, San Marcos, Técnica del Callao, PUCP, USMP entre otras no puede soslayarse. La presencia del APRA en las calles en respaldo a la "huelga policial", no fue un acto planificado, ni planeado. En realidad, numerosos miembros de las instituciones policiales, eran estudiantes en diversas universidades nacionales y ante la gravedad del momento, solicitaron apoyo al movimiento estudiantil.
Los universitarios que militaban en movimientos o partidos de raíces comunistas se negaron rotundamente a respaldar la "huelga policial". Por el contrario la generación aprista que se mantuvo firme al lado de Haya de la Torre, durante la larga dictadura militar velasquista no dudó en sumarse a la protesta y denunciar la "masacre" ocurrida en la medianoche del 5 de febrero en "Radio Patrulla".
El 5 de febrero fueron asesinados por las tropas militares, centenares de peruanos que salieron a protestar en apoyo de la policía y contra la dictadura militar. El gobierno de Velasco reconoció la muerte de casi 100 personas. Los hechos de violencia ocurridos contra las instalaciones del Centro Cívico, el diario "Correo" y el Círculo Militar ubicado en la Plaza San Martín, fueron testimonio de la protesta política contra el gobierno militar. Por el contrario los saqueos de establecimientos comerciales, mostraron una ola delictiva sin precedentes en la ciudad, que tuvo como protagonistas a sectores sociales excluidos por las políticas del Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas.
Los acontecimientos del 5 de febrero estuvieron circunscritos a Lima. El gobierno militar decretó un "toque de queda" a partir de las 8 p.m. Las tropas militares patrullaron la ciudad de día y de noche, durante los siguientes días. El General Velasco, luego de varios días, desde el Salón Túpac Amaru de Palacio de Gobierno leyó un Mensaje a la Nación, responsabilizando al APRA y a su líder Víctor Raúl Haya de la Torre por los hechos ocurridos el 5 de febrero.
Unos meses después su gobierno sería depuesto. El General Velasco abandonó Palacio de Gobierno (por la puerta posterior de Desamparados) sin que nadie se pronunciara o se movilizara en respaldo a su proyecto político. El 5 de febrero y el 29 de agosto de 1975 demostraron a cabalidad, la falta de apoyo al general golpista del 3 de Octubre.
Los millones de soles gastados durante años por los burócratas del Sinamos y el aparato público, para movilizar al pueblo en apoyo de las reformas sociales demostraron su total inoperancia, confirmando cómo los grandes movimientos sociales o partidos políticos, no se construyen desde las esferas del poder. Los seguidores del General Velasco no fueron capaces de forjar un partido velasquista en el Perú.
Mi reconocimiento y aprecio a la generación que arriesgó su vida, que fue privada de su libertad o tuvo que pasar a la clandestinidad, al ser protagonistas de la jornada del 5 de febrero de 1975.
COMENTARIOS