Juan Sheput
Una cuarentena forzada
¿Solo un pretexto para postergar las elecciones?

Fue en enero del año pasado que se dieron los primeros dispositivos legales para combatir la pandemia del Covid-19. Desde entonces, a pesar de las mutaciones y variaciones del virus, el mundo ha aprendido de los factores que se repiten (contagios, síntomas, tratamiento, medicinas, etcétera) para optimizar la lucha contra la pandemia. Esa actitud ha transformado la respuesta: de una de urgencia –improvisada, valiente, motivada por la aparición impensada y repentina de algo desconocido– a una respuesta táctica, administrada, serena. Y sobre la base de información y estudios científicos que convirtieron a la lucha contra el coronavirus, de un combate desigual y que nos agarró por sorpresa, a uno que se transformó en una administración del riesgo.
Pero en nuestro país pareciera que en todo este tiempo no se ha aprendido nada. La cuarentena –una de las más largas del mundo, que afectó terriblemente la economía y no contribuyó a mitigar el número de muertos– una vez más se plantea como solución. No se entiende que las cuarentenas no son objetivos sino instrumentos, y que no sirven de nada si no vienen acompañadas de rastreos, pruebas moleculares, dotación de infraestructura crítica, fortalecimiento del personal médico y campañas de sensibilización a la población. La receta está dada, pero de eso no se ha hecho nada. Vale la pena preguntarse por qué.
El nivel de incompetencia en el manejo de la pandemia es tan evidente que a todas luces no dará los resultados esperados en lo sanitario. Pero sí, posiblemente, en lo político, que pienso que es lo que espera el gobierno. La sensación de urgencia se instalará nuevamente en la gente, con su cuota de temor a lo desconocido, y será uno de los pretextos que podría llevar a un cambio de las fechas de elecciones. Ya se ha visto a algunos políticos afines al Gobierno defendiendo esta posibilidad. Por eso parece una cuarentena forzada, puesta en marcha para generar la sensación de grave peligro y desamparo ante el virus.
Ante ello vale la pena preguntarse qué sentido puede tener la entrega de un bono de subsistencia (o supervivencia) al culminar la cuarentena, luego de estar 15 días encerrados. Un bono que se da durante la cuarentena es una ayuda indiscutible. Cuando se entrega después es una muestra de clientelismo, que busca que la gente vea en el Gobierno a la entidad noble que les entrega dinero luego de una cuarentena cruel. La fórmula le funcionó a Vizcarra, y esperan que le funcione también al Gobierno morado. El pueblo, ante la dádiva, suele ser agradecido.
A pesar de todo es interesante que el país, en su gran mayoría, piense que las elecciones no se deben postergar. Esa es la luz que ven al final del túnel. Soportar un tiempo más, al peor Gobierno de este siglo, sería fatal para el país.
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