Iván Arenas

Un presidente acorralado

La inmunidad se extingue para todos, sin excepción

Un presidente acorralado
Iván Arenas
08 de julio del 2020


Vizcarra cayó en la trampa. Ese sería el razonamiento de una mente maquiavélica. Como la vieja política nunca muere, se podría decir que Vizcarra cayó en la trampa de los añejos acciopopulistas y de los experimentados apepistas (que, recorridos, han llegado invitados de todos sus expartidos). Cayó en la trampa porque le hicieron creer que todo terminaba allí, cuando aquella madrugada el Congreso no aprobó la eliminación de la denominada inmunidad.

Horas después el presidente Vizcarra, en la faceta que más le gusta –la de pechador– en su mensaje a la nación arremetía contra el Congreso, y sus plañideras aplaudían. Todo encajaba. Todo salía a la perfección. Una mente maquiavélica podría haber "craneado" todo ello. La reacción presidencial, la sesión exprés, para luego darle un puntillazo y acorralar a Vizcarra. La inmunidad, esa herencia del constitucionalismo inglés, se extingue para todos sin excepción o no se extingue para nadie. El Congreso, señores, se ganó al pueblo que ya no defiende al presidente "hecho para las crisis" como sus seguidores lo llamaban. 

Entonces el presidente, que horas antes se mostraba firme e indignado, se llevó una sorpresa: había caído en la trampa. Y si en agosto se abre la legislatura, el fiscal de Moquegua, que tiene detenida una de las 46 investigaciones contra Vizcarra, podría continuarla y todo sería gris para el presidente. De hecho, es casi imposible que el actual Tribunal Constitucional (TC) pueda "bajarse" una reforma de la Constitución, no obstante que el Gobierno ya busca constitucionalistas que le den salidas "fácticas". Aún así sería sumamente grave y una infracción tremenda si un tribuno, como Ledesma, se atreve desde el TC a rectificar. Aunque tengan por seguro que lo intentarán.

Pero no solo es eso. Si uno se fija bien, el Frente Amplio defendió a Vizcarra cual bancada oficial, y el Partido Morado ni qué decir. Afirmar también que Vizcarra gobierna con la izquierda no es caer en falsedad. De hecho es la izquierda caviar, que tiene siempre voracidad por las ubres del Estado, la que ha perdido, porque para nadie era un secreto que empezaban a acomodar todo para quedarse con o sin Vizcarra.

Decir que Vizcarra podría tener un futuro similar a Alberto Fujoimori no es de locos. Ambos, con razones diversas, cerraron un Congreso de maneras poco ortodoxas, uno con tanques y el otro con los misiles mediáticos que dominan el espacio cultural hasta ahora, y que son subsidiados por el Estado. Vizcarra fue engañado por una mente maquiavélica y está acorralado. No tiene nada que mostrar, sino un páramo de pobreza, mesetas irregulares, más de 30,000 muertos y grandes ayudas económicas que llegan a las grandes empresas; y poco para las miles de mypes.

Sin embargo, todo este trueno y choque de poderes se produce cuando tenemos a los viejos ingleses en el norte. Allí habrá algo más que investigar. Si cierta prensa, en un arrebato de honestidad, se aleja, el vizcarrismo habrá sido un camuflaje perfecto de aquellos que quisieron ser Maquiavelos; pero los maquiavélicos al final fueron otros. Aunque aquella prensa creo que no lo dejará aún. Ya verán ustedes la respuesta del Ejecutivo: armarán campañas para desacreditar a la Comisión de Constitución del Congreso.

Iván Arenas
08 de julio del 2020

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