Carlos Arnillas Denegri

Un ministro despistado

Vicente Zevallos se enfrenta a la mayoría parlamentaria

Un ministro despistado
Carlos Arnillas Denegri
26 de julio del 2018

 

En las últimas elecciones más del 85% de votantes decidió darle mayoría en el Congreso a Fuerza Popular y a Peruanos Por el Kambio la dirección del Gobierno para que en forma concertada ambos grupos ejecuten el modelo económico por el que el Perú optó. Pero nada de esto sucedió. No se entendió el mensaje del pueblo y, por el contrario, ambos grupos se enfrascaron en un estéril enfrentamiento que trajo estancamiento, agravado por el fenómeno de El Niño costero, el escándalo de Lava Jato y la corrupción de todo el sistema de justicia en el Perú.

Estos duros enfrentamientos trajeron la caída de un mediocre presidente, como Pedro Pablo Kuczynski, y el surgimiento esperanzador de su primer vicepresidente, Martín Vizcarra, para retomar el camino de la cordura y de la concertación que el votante eligió para evitar los desatinos del pasado. El descontento popular es claro y reprocha la incapacidad para solucionar los principales problemas que nos agobian, como la inseguridad ciudadana, la falta de empleo, la ineficiencia de los sistemas de salud pública, el mediocre sistema educativo y la corrupción generalizada en la administración pública, alentada por los censurables arreglos bajo la mesa con malos jueces y fiscales.

La crisis social, económica y moral que hoy envuelve al país requiere del esfuerzo de todos los peruanos para salir de ella. Sin embargo, extrañamente se vienen asomando en el horizonte actitudes irresponsables de personajes que, lejos de contribuir a la solución de los problemas, tienden a agravarlos.

Este es el caso del nuevo ministro de Justicia, Vicente Zevallos, quien en lugar de reforzar el trabajo de la Comisión Wagner para elaborar las bases de una auténtica reforma en el sistema de justicia, echa más leña al fuego con duros cuestionamientos, como el caso del indulto humanitario a Alberto Fujimori. Pide asimismo dar un paso al costado al nuevo fiscal de la Nación y, por último, aventura la posibilidad de un adelanto de elecciones “en caso sea necesario”.

Vemos que Zevallos no ha tomado en cuenta las recientes declaraciones del presidente Martín Vizcarra, quien en mayo último sostuvo que el indulto humanitario a Alberto Fujimori “es un asunto cerrado y terminado”. Es decir, más claro ni el agua. Asimismo, sin justificación alguna y en forma irresponsable, se enfrenta a la mayoría parlamentaria demostrando inexperiencia e incapacidad para ejercer las delicadas funciones en un ministerio que hoy debe tener un rol fundamental para la reestructuración del sistema de justicia.

Recordemos que en el Perú existen exitosos profesionales del derecho, concertadores y con una hoja de vida proba, que están dispuestos a colaborar para que el Perú salga airoso de la crisis. Si no fuera así, Allan Wagner Tizón y otros notables profesionales no hubieran aceptado tan pesado encargo del Gobierno.

La opinión pública no cree que Vicente Zevallos esté a la altura de las circunstancias para asumir las riendas de la reforma judicial que el país necesita con urgencia. Entendemos que reemplazarlo sería un duro revés para el Gobierno. Sin embargo, mantenerlo puede llevar al precipicio la importante y urgente tarea de reformar el Sistema de Justicia en el Perú. Por ello creemos que nunca es tarde para enmendar errores, pensando siempre en que el Perú es más grande que sus problemas.

 

Carlos Arnillas Denegri
26 de julio del 2018

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