Heriberto Bustos

Un ejemplo de excelencia

Lionel Messi, capitán de la selección argentina

Un ejemplo de excelencia
Heriberto Bustos
09 de enero del 2025


Los constantes cambios del mundo actual demandan la participación de personas éticamente comprometidas con la mejora continua. Esto es un reto considerable, especialmente en un contexto donde la crisis de valores limita tanto la reacción individual como colectiva, y da paso a la mediocridad.

Hablamos de personas que, en su día a día, destacan por su responsabilidad y excelencia. Este valor, que resalta la calidad extraordinaria de un individuo, lo convierte en alguien digno de aprecio y respeto. Para ejercer una ciudadanía responsable, todos debemos asumir el compromiso de formarnos y actualizarnos constantemente, mejorando en los ámbitos personal, profesional y social.

Ser excelente implica responsabilidad con uno mismo y con los demás. Requiere disciplina, persistencia y dedicación. Como decía Aristóteles: “Somos lo que hacemos repetidamente; la excelencia, entonces, no es un acto, es un hábito”. Aunque muchas personas encarnan este ideal, un ejemplo destacado es Lionel Messi, capitán de la selección argentina, quien llevó a su equipo a conquistar el campeonato mundial de fútbol y actualmente juega en el Inter de Miami, tras brillar en el Barcelona y el París Saint-Germain.

Desde sus inicios en las divisiones menores del Barcelona hasta su éxito en la MLS, Messi ha demostrado que el esfuerzo y la constancia son tan importantes como el talento. Su historia inspira valores como la perseverancia, reflejada en su capacidad de no abandonar sus metas, la resiliencia, demostrada al levantarse tras cada caída, y la disciplina, esencial para alcanzar sus logros.

Messi no solo es un líder deportivo, sino también un modelo de humildad y respeto, dentro y fuera del campo. Su ejemplo ha sido reconocido en múltiples ocasiones, incluyendo la reciente Medalla Presidencial de la Libertad, la máxima condecoración de Estados Unidos, otorgada a quienes han contribuido significativamente al bienestar del país o del mundo. Según la Casa Blanca, los galardonados “han hecho de Estados Unidos y del mundo un lugar mejor, gracias a sus contribuciones extraordinarias”.

Emular a personas como Messi significa aspirar a ser respetados por lo que hacemos y el impacto que generamos en nuestro entorno. Es entender que la diferencia entre excelencia y mediocridad radica en el compromiso.

En el contexto nacional, se hace evidente la necesidad de líderes excelentes, capaces de comprometerse con el desarrollo del país. Líderes que comprendan el sistema en el que operan, que vean más allá de lo inmediato, que detecten conexiones profundas entre los hechos y actúen en consecuencia. Estos líderes deben inspirar a quienes los rodean, creando un clima positivo que movilice al grupo hacia objetivos comunes. Como dijo Theodore Roosevelt: “El mejor líder sabe elegir a los mejores para hacer el trabajo y tiene la sabiduría de no interferir mientras lo hacen”.

Incluso en medio del caos, la esperanza puede abrir paso a nuevas oportunidades. Aferrémonos a ella y tomémosla como guía en el camino hacia la excelencia.

Heriberto Bustos
09 de enero del 2025

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