Iván Arenas

Toledo y por qué el antifujimorismo nunca funcionó

Con Toledo extraditado se cae el relato que nucleó a todo el antifujimorismo

Toledo y por qué el antifujimorismo nunca funcionó
Iván Arenas
23 de abril del 2023


Estimado lector, antes de continuar con la columna vale advertir que al decir que el antifujimorismo nunca fue la solución y no funcionó, en ningún momento nos adherimos a la causa fujimorista desde la militancia, o consideramos que la fuerza naranja debió gobernar este país luego de la caída del albertismo. Por el contrario, cuando decimos que el antifujimorismo nunca fue la solución a la dialéctica de la convivencia política y a la gobernabilidad en los últimos 25 años es porque la polarización fujimorismo versus antifujimorismo ha sido la única razón de la degradación del espacio público y del triunfo de la anti política, al punto que se eligió a uno de los peores candidatos de la historia republicana: Pedro Castillo.

No obstante de que el antifujimorismo emergió y se asentó durante la denominada transición paniagüista, fue durante el toledismo que delineó su fortaleza y de allí se proyectó a los próximos quinquenios.Salvo la elección de Alan García, el antifujimorismo triunfó con sendos candidatos electorales y se degradó al punto de elegir a Pedro Castillo. Vale incidir que ya elegidos desde el antifujimorismo estos gobiernos tuvieron, cómo no, aciertos y yerros en la gestión estatal.

Una de las muestras que la dicotomía fujimorismo versus antifujimorismo siempre fue falsa quizá sea que aquellos promotores del antifujimorismo de la primera hora tuvieron que declinar y hacer campaña por Keiko Fujimori en las elecciones pasadas, en las que, como ya se sabe, ganó un candidato básico, ligado a los colectivismos más duros y ortodoxos, golpista y poco preparado, que engañó con el cuento del hijo del pueblo. Ojo, no quitamos que quizá Castillo represente a un sector de la sociedad peruana, pero eso es harina de otro costal.

Con Toledo extraditado a una cárcel dorada –y en la que tendrá que convivir con Alberto y Pedro– se cae además el relato que nucleó a todo el arco antifujimorista. Y dentro de ese relato (que sobrevive todavía a duras penas gracias a las anteojeras ideológicas de la izquierda), una de las columnas era que con la caída de Alberto la corrupción desaparecería. Algo que se demostró falso.

Con Toledo preso, por lo tanto, se quiebra de manera decisiva la muralla del anti. Y habrá que construir una nueva dialéctica política, quizá entre izquierdas, derechas, centristas o conservadores, como siempre debió ser. Quizá otra pregunta que queda flotando es ¿para qué sirvió la polarización que sigue desangrando al país?

Iván Arenas
23 de abril del 2023

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