¡Todo el poder a la Mesa Directiva!

El análisis político de estos días está sujeto a lo que será la nueva Mesa Directiva del Congreso. Muchos intereses se confunden sobre el tema en estos días, pero todo gira alrededor de quién presidirá esa Mesa Directiva. Y como todo por ahora está sujeto a ese tema, los realineamientos políticos están a la orden del día.

Pedro Castillo ha renunciado a Perú Libre luego de un año de gobierno. Renuncia a su sociedad con el partido que lo llevó al poder. Una ruptura lenta, pero todo indica que en efecto se ha producido el distanciamiento. Repetimos: todo está en el marco de la nueva elección de la Mesa Directiva. Incluso la ruptura de Pedro Castillo con Perú Libre.

Sí a Ollanta Humala le tomó seis meses romper con el ala ideológica de su partido, , a Castillo le ha tomado un año aproximadamente. Y la única posibilidad que tiene Castillo ahora es pactar con APP, Somos Perú y los “niños” de Acción Popular. Pedro Castillo no ha podido romper con Perú Libre sin antes haber asegurado una bancada afín y una alianza que lo sostenga en el Congreso.

El asunto es que resulta muy probable que el presidente de la próxima Mesa Directiva sea el presidente de la República, por sucesión. En otras palabras, quién llegue a la presidencia del Congreso podría ser el próximo presidente. La situación es incómoda para todos los partidos en el Congreso. Acuña se juega lo poco que aún tiene cuando es candidato en La Libertad. AP se puede quebrar en diez pedazos y Somos Perú no tendría mayor proyecto en los próximos años. Mientras eso sucede, la oposición está en medio de una crisis existencial. APP tiene la llave de la continuidad del Gobierno pero también pretende ser una oposición a su manera.

La bancada de Perú Libre ya no será el centro alrededor del que girará el debate parlamentario. Sus votos hoy son accesorios, sin apoyo del Gobierno, e irse a la oposición no es tan buen negocio en medio de unas elecciones locales. Nadie sabe para quién trabaja.

Castillo ha renunciado también a la Asamblea Constituyente y en las calles arma una supuesta estrategia de apoyo popular dirigido por un vago de la plaza San Martín, y lleva dirigentes populares a Palacio de Gobierno para decir que tiene apoyo directo y sin intermediarios. Ya no hay cuadros políticos, sino cuadros placeros.