Mariana de los Ríos

Stranger Things: una nueva temporada al borde del infierno

La emblemática serie de Netflix está a punto de concluir

Stranger Things: una nueva temporada al borde del infierno
Mariana de los Ríos
10 de diciembre del 2025


La serie de televisión
Stranger Things nació en 2016 como una aventura de ciencia ficción ambientada en Hawkins, un pequeño pueblo de Indiana (Estados Unidos), donde un experimento secreto abrió sin querer un portal hacia una dimensión oscura conocida como el Upside Down. La historia seguía a un grupo de niños —Mike, Lucas, Dustin y Will— junto con Eleven, una niña con habilidades psíquicas criada en un laboratorio. Desde entonces, todos ellos, y sus padres y vecinos, han lidiado con criaturas, conspiraciones y pérdidas, mientras intentan evitar que esa otra realidad devore la suya.

La quinta temporada de la serie (cuya primera parte ya se ha estrenado en Netflix) vuelve a Hawkins con la sensación de que regresamos a un lugar que conocemos casi de memoria. Los primeros episodios se desarrollan a un ritmo pausado y con una estructura más concentrada, en la que los escenarios se reducen y la acción gira en torno al grupo original. Entre pasadizos, radios viejas y planes improvisados, la serie recupera la mezcla de aventura y temor que siempre la sostuvo. El Upside Down sigue acechando, ahora más entrelazado que nunca con la vida diaria del pueblo.

También aparecen nuevas caras y nuevas motivaciones, aunque el pulso emocional continúa viniendo de quienes están desde el inicio. Will gana un rol decisivo, ya no como la víctima que inauguró la serie, sino como alguien capaz de orientar el rumbo del grupo. Eleven y Hopper cargan con un pasado que los persigue, mientras intentan mantenerse ocultos. Lo que guía a todos es la idea de que esta vez deben cerrar el ciclo de manera definitiva, aunque el precio sea más alto que nunca.

La temporada intenta recrear parte del espíritu original introduciendo a Holly, hermana menor de Mike y Nancy, que cumple el papel de recordarnos lo que se pierde cuando la niñez se va. Vecna regresa con una presencia más insinuante, apareciendo como figura íntima en la mente de sus víctimas. Hawkins, aún bajo cuarentena, se convierte en un escenario donde cada paso parece un anticipo del enfrentamiento que se aproxima. Todo se acomoda para plantear una especie de cuenta regresiva emocional.

El despliegue visual es amplio y, en varios tramos, impresionante. Hay largas secuencias de acción, y los efectos sostienen un tono que combina terror, humor y nostalgia sin quebrarse, incluso cuando la serie suma referencias cinematográficas con total libertad. En los pasajes más tranquilos, cuando el grupo conversa, duda o simplemente comparte silencios, la temporada encuentra un equilibrio que recuerda sus mejores momentos.

Ya en la segunda mitad, ese equilibrio empieza a convivir con algunos problemas que la serie arrastra desde hace tiempo. El reparto, por más carismático que sea, ya no puede sostener de forma convincente la apariencia juvenil que antes era parte del encanto. También aparece la sensación de repetición. Varias ideas solo son variaciones de lo visto en las temporadas anteriores: nuevas formas del mismo plan, nuevas entradas al Upside Down, nuevas estrategias para cerrar una grieta que insiste en no cerrarse. Incluso recursos que antes funcionaban, como la reacción física de Will ante la presencia de Vecna, empiezan a sentirse automáticos. Lo mismo ocurre con algunos guiños musicales o visuales que ya no impactan como antes.

La serie quiere mostrar que los límites entre el mundo real y el Upside Down se desdibujan, pero a veces el resultado es más confuso que intrigante. En las secuencias claves cuesta ubicar a los personajes o entender cómo repercute lo que ocurre en un plano sobre el otro. Esa complejidad podría ser parte del atractivo, pero en algunos episodios parece restar claridad justo cuando la historia necesita firmeza para sostener su cierre.

Aun así, esta quinta temporada tiene momentos de gran fuerza. El vínculo entre los amigos sigue siendo el centro emocional que evita que todo se reduzca a explosiones y persecuciones. Cuando la serie detiene el ruido y deja que hablen con franqueza, recupera la humanidad que la volvió memorable. En esos pasajes, el paso del tiempo juega a favor: los personajes pueden crecer sin fingir que siguen siendo quienes eran. Si la temporada logra mantener esa honestidad en sus episodios finales, Stranger Things logrará despedirse con la dignidad que todos deseamos.

Mariana de los Ríos
10 de diciembre del 2025

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