Iván Arenas
¿Solo queda Dina?
La única opción para salvaguardar el proyecto republicano

Los entendidos en la materia indican que en política no siempre se opta entre el bien o el mal, sino también entre el malo y el menos malo. De alguna u otra manera, todo lo anterior se relaciona con lo que sucede en el escenario político nacional por estos días, y ya podríamos decir que estamos llegando a un punto de optar por Pedro o por Dina, por el malo o el menos malo.
Para el suscrito, como para la mayoría de la clase política, es insostenible que Pedro Castillo continúe en la primera magistratura del país. De allí que sea necesario entonces aferrarse a las salidas constitucionales. En ese sentido, si seguimos estrictamente la línea constitucional debemos decir que Dina Boluarte, por sucesión republicana, debería convertirse en la próxima Presidente del país, en caso de una probable vacancia de Pedro Castillo.
Ahora bien, ¿solo queda Dina Boluarte como opción? Si la política también es el arte de lo posible entonces diremos que sí. Es decir, si consideramos que la presencia de Castillo es insostenible, la única opción que queda para salvaguardar el proyecto republicano es aferrarnos a la Constitución. Dina Boluarte podría asegurar su permanencia solo hasta el 2026, no obstante Castillo es honestamente una incógnita porque en el cesarismo democrático que quiere implantar podría tentar incluso quedarse más allá.
Pero también está la otra cara de la moneda, como se dice. Dina Boluarte apoyó hasta el último segundo el proyecto de Castillo que incluía el cierre del Congreso y la propuesta de una asamblea constituyente. Por eso aceptar que sea quien asuma la sucesión republicana cuesta en todo sentido.
Pero el problema del rompecabezas de la gobernabilidad tiene un origen, y todo será por ahora solo parches. El problema de la gobernabilidad en el Perú está en la reorganización de la política nacional a partir del 2001, cuando un sector de la política, la academia y el periodismo desarrolló una transición basada en el sectarismo y la exclusión. De allí que Castillo sea presidente gracias al éxtasis del anti, que degradó él espacio político y la sociedad.
Dina no nos gusta, pero si pretendemos una política muy práctica podría convertirse en la primera mujer de Presidente antes de fin de año. Eso pasa además por constituir una mayoría parlamentaria, cuyo tejido se debe armar con cuidado, porque en la empresa se puede perder todo.
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