Manuel Gago

Sobre los incendiarios en Francia y Perú

Las costumbres son un cargamento muy grande

Sobre los incendiarios en Francia y Perú
Manuel Gago
12 de julio del 2023


La muerte del joven Nael en Francia, por desobedecer órdenes de la policía, tiene explicación. Para el joven no había autoridad que limite sus actos. Como descendiente de migrantes no hizo suyo el lugar donde vivía, no se integró. Y son los socialistas y sus políticas equivocadas de inclusión social los que han provocado este tremendo desorden social europeo y mundial. 

Con el eurocomunismo –socialismo independiente de Moscú– surgen políticas de Estado permisivas que transformaron de sobremanera la estructura social de países que acogen extranjeros. Desde los años setenta la progresía europea quiebra los pilares del antiguo continente. Sus planteamientos sirven para pintarse de bondadosos; en lugar de pedirles a los migrantes integrarse y hacer esfuerzos por adaptarse al lugar que los recibe, alientan el desarrollo de sus costumbres. los adjetivos de “racista” y “xenófobo” son usados contra quienes intentan ordenar la situación.  

Con la caída del muro de Berlín (noviembre de 1989), Alemania del este y oeste se reintegran. Enormes presupuestos fueron destinados para igualar el bienestar de ambas sociedades, y numerosos migrantes eligieron como su tierra prometida la Alemania oriental, otrora comunista. Muchos europeos que rompieron con el yugo soviético se asentaron allí; así como africanos, asiáticos y latinoamericanos. Entre sus pocas pertenencias llevaron algo bastante grande: ¡sus costumbres! Y así como en los ochenta, los peruanos organizaban polladas “hasta las últimas consecuencias” en el parque Retiro en Madrid, los extranjeros que llegaron a Alemania y toda Europa trasladaron costumbres que no eran bienvenidas. 

Por entonces se decía que los alemanes “puros”, los no “contaminados” con la modernidad, estaban detrás de la cortina de hierro. Por estar aislados, sin contacto con el exterior, sus maneras de vivir permanecían intactas. Sus casas no tenpian muros ni rejas, las puertas eran dejadas sin seguro y las bicicletas de sus niños al aire libre. Reinaba la confianza. La basura tenía un orden. Y era infinito el silencio de las noches. Todo cambió cuando los recién llegados trastocaron los valores de los que allí vivían. El robo, irrespeto, mentira y suciedad irrumpieron en comunidades moldeadas por Lutero y Calvino. Los skin heads asumieron la defensa de su cultura y reaccionaron con violencia mayúscula. Hoy los nativos franceses y europeos sienten que pronto serán minoría, extraños en su lugar de origen. Numerosas leyes favorecen a los migrantes y sus descendientes, que no se integran a cabalidad, que no han terminado de desempacar, que viven en ghettos, aislados y marginados por sí mismos. No son de ningún lado, pero crecen y avanzan. 

¿Qué une al joven Nael con el Perú de estos días? Mucho, a nuestro entender. Los migrantes venezolanos que vinieron a delinquir encontraron el lugar propicio para sus fechorías. Saben que los sistemas de seguridad ciudadana son débiles; que las armas de fuego de la policía, la detención y deportación inmediata no funcionan gracias a la progresía. Alteran la convivencia nacional y hacen de las suyas con impunidad. Peor es el caso de los que organizan, alientan y participan de las “tomas de Lima” o cualquier ciudad o carretera. Siendo nacionales no desarrollaron el valor de la pertenencia. Por sentirse desplazados y desconocer la historia y valores nacionales, ocasionan destrozos sin arrepentimientos. 

Un siniestro lazo los vincula. Las iglesias incendiadas por los comunistas en Chile en 2019 y los monumentos históricos destruidos en otros lugares responden a un plan. Lo mismo acontece en Europa y Medio Oriente. Todo vigilado por la “hermandad”, antes liderada por Al Qaeda y después por ISIS y saben Dios quién otro. Lo de acá es monitoreado por el senderismo, aliado ocasional de la inteligencia cubana, Foro de Sao Paulo y Grupo de Puebla. Maoístas y separatistas planean incendiar cualquier ciudad mientras las fuerzas del orden permanecen sin ejercer su autoridad. Exactamente como en Francia en estos días.

Manuel Gago
12 de julio del 2023

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