Guillermo Vidalón

Sin capacidad de autocrítica

Se ha castigado a los líderes de la “muralla moqueguana”

Sin capacidad de autocrítica
Guillermo Vidalón
06 de octubre del 2020


Al final de sus períodos, los gobernantes democráticos suelen guardar las formas y hasta aceptar que han cometido errores en sus respectivas administraciones. Solo aquellos que se propusieron continuar en el ejercicio del poder más allá de lo establecido en la constitución, son incapaces de procesar las críticas y de reflexionar acerca de lo que dejarían para el próximo mandatario, porque no aceptan que tendrán un sucesor.

Nos encontramos ante un escenario similar, la economía nacional registra la mayor contracción de la historia (según la ministra María Antonieta Alva, el PBI registraría una caída de entre -12% y -20% al cierre del 2020). Adicionalmente, organismos internacionales señalan el Perú como el país que registra el peor desempeño sanitario frente al COVID-19. Ante estas evidencias, ya no es posible afirmar que se reciben críticas infundadas.

Además, lo sucedido con la denominada “muralla moqueguana” al interior del poder demuestra que algo está en proceso de putrefacción. Se exhiben pruebas en las que se escucha la voz del mandatario coordinando qué es lo que deben declarar sus subalternos ante las preguntas de los fiscales. ¿Acaso el interrogatorio ya habría sido remitido por las oficinas de la Av. Abancay? Por otro lado, si no hay nada extraño, ¿por qué se borran miles de correos electrónicos?

Como es habitual, los medios de comunicación suelen acceder a grabaciones, y videos proporcionados por gente del entorno palaciego, y la prensa acostumbra mantenerlos en reserva a la espera del momento oportuno. Esta práctica demuestra que en cartera debe haber material que los ciudadanos aún desconocemos.

La aplicación de la “guillotina” a los líderes de la “muralla moqueguana” constituye un mensaje para todos aquellos que osen desafiar al poder. Una muestra de capacidad de imposición ante el posible desbande en las filas del vizcarrismo. Hay quienes afirman que las paredes de Palacio aún guardan el recuerdo de la frase: “O están conmigo o ya vieron lo que les espera”. También, representa un grito desesperado que reclama: “No me dejen solo”.

Ya están distantes los tiempos en que se complotaba en contra del antecesor, o del Congreso disuelto, al mismo estilo del fujimorismo de 1992. Luego, en contra del desarrollo de un proyecto minero. El Congreso presidido por Pedro Olaechea fue víctima de una celada y los tanques del pasado, aposentados frente a la plaza Bolívar, fueron reemplazados por una fotografía en la que se presenta al mandatario escoltado por los comandantes generales de las Fuerzas Armadas. Flaco favor para una democracia adolescente. 

Sin embargo, más allá del intríngulis palaciego, la población enfrenta –ella sí– su verdadero calvario: sin trabajo, sin recursos económicos y sin bono universal. Eso sí, con deudas y con una crisis sanitaria sin precedentes en la historia del Perú.

Guillermo Vidalón
06 de octubre del 2020

NOTICIAS RELACIONADAS >

Inversión versus pobreza

Columnas

Inversión versus pobreza

El cierre de las denominadas brechas sociales depende de la positiva e...

16 de mayo
Cobre: oportunidad perdida

Columnas

Cobre: oportunidad perdida

Durante la semana, según información de un medio local, ...

29 de marzo
¿Cómo lograr la aceptación social?

Columnas

¿Cómo lograr la aceptación social?

Durante los últimos siete días se llevaron a cabo divers...

26 de enero

COMENTARIOS