Setenta años de devoción al Señor de las Nazarenas

El sábado 5 de octubre pasado salió el Señor de las Nazarenas, iniciando así, una vez más, su recorrido en procesión por Lima, ciudad devota y de santos, ciudad de fieles que contemplan sin cansancio el paso peregrino de su Divino Patrón. Y lo hace en un momento en que necesitamos consolidar nuestra fe y devoción, en circunstancias difíciles para el país cuando la violencia criminal tiñe día a día nuestras calles, dejando en la orfandad a decenas de familias y ocasionando temor y congoja en los corazones de nuestros compatriotas de bien.

 Ante esta situación, la presencia del Señor de los Milagros de Nazarenas constituye una nueva oportunidad para resaltar la importancia de la vida, la solidaridad y la fe. Especialmente en los momentos difíciles, tal como se produjo al inicio de este hermoso culto, con ocasión del terrible terremoto que asoló la ciudad de Lima, provocando que la población dirija su mirada y corazón al Cristo de Pachacamilla para superar dicha adversidad. Hoy, si bien el desastre que vivimos es más moral que físico, la devoción al Señor nos brinda la fuerza necesaria para enfrentar el temor que nos consume y de paso ilumina nuestra esperanza en superar esta crisis.

 Pero este año, es especial y muy significativo. Este año, la Rama de los Hermanos Honorarios de la Hermandad del Señor de las Nazarenas –a la cual pertenezco con mucho orgullo– cumple 70 años. En esta efeméride se rememora que el entonces mayordomo general Gerardo Bru García, logró la asimilación de los socios benefactores protectores a dicha Hermandad. Fue un 26 de setiembre de 1954 la fecha declarada para celebrar, año tras año, el día de la Rama del Hermano Honorario.

Desde entonces, los Hermanos Honorarios hemos venido trabajando infatigablemente para fortalecer la devoción al Señor de las Nazarenas a través de las diversas directivas que se han ido sucediendo en el tiempo. Hoy, esa responsabilidad recae en nuestro Mayordomo General, hermano José Luis Toledo Zapata, quien trabaja codo a codo con nuestro Presidente de la Rama, Alejandro Celi Mariátegui.

Para mí es imposible postergar una pertinente anotación sobre la gestión de nuestro hermano José Vicente Soto Parra, Past Mayordomo General, a quien tuve el honor de acompañar aprendiendo de su liderazgo en la conducción de las jornadas procesionales. Él aportó su sabiduría personal y su buen criterio profesional en la consolidación del Grupo “Hermanos Honorarios” sobre todo después de la pandemia.

Como bien señaló el hermano presidente Alejandro Celi, durante la Sesión Solemne por el Aniversario 70 de nuestra Hermandad, “el compromiso de todos los hermanos es y debe ser fuente de solidaridad, de apoyo y de trabajo en conjunto, marcado por los valores de unidad, sinceridad y fraternidad, porque solo a través de ello tendremos la fuerza suficiente para cargar las Sagradas Andas y así repetir y emular el dolor de Cristo sobre nuestros hombros”.

Hoy más que nunca es fundamental resaltar esos valores para construir una historia donde sigamos siendo protagonistas de nuestras vidas, poniendo siempre por delante el bien mayor tal como nos enseñó nuestro Señor.