Manuel Gago
Sector agrario en manos improvisadas
Como la primera, la segunda reforma agraria es un fraude

En diez meses ya son cuatro los ministros de Agricultura nombrados por este Gobierno. Castillo lo justifica diciendo que su Gabinete está en constante evaluación. Javier Arce Alvarado, sin estudios correspondientes ni experiencia en el campo, se hará cargo de un sector complejo que, por el lado agroindustrial, le ofrece al país múltiples beneficios; y por el lado del minifundio, continúa en el siglo pasado. Dirigirlo no es tarea que se deba encomendar a un partidario cualquiera. Arce deberá enfrentar un problema especialmente grave: la falta de fertilizantes.
Al respecto, vale señalar que Perú es campeón perdiendo oportunidades que pudieron mejorar la economía nacional. La reciente, de los precios altos de cobre, fue desaprovechada con una voluminosa cartera de proyectos –de US$ 57,000 millones– estancados por las normas excesivas y ataques del extremismo antiminero.
En 2011, un grupo de autonombrados dirigentes comunales, que no eran del lugar, irrumpieron violentamente en Sincos y otros poblados aledaños del valle del Mantaro (Junín). Detuvieron la exploración de fosfato realizada por Mantaro Sac, subsidiaria de la canadiense Stonegate Agricom, que pondría en valor el yacimiento de fosfato más grande del país. Más de 376 millones de toneladas, superior a los 280 millones de Bayóvar (Piura). Un depósito de clase mundial que hoy habría resuelto la necesidad de fertilizantes sin depender de las importaciones.
Pero no. El plan destructivo del comunismo –con el cuento de la contaminación ambiental– había comenzado, siendo el proyecto cuprífero Conga (Cajamarca) su objetivo de mayor relevancia. Paralizar el aprovechamiento de los recursos naturales está en la mira. En Sincos no se consideró que Canadá es campeón mundial cuidando el medio ambiente; y tampoco que, contrariamente a las mentiras sobre la contaminación ambiental, la extracción de fosfatos –nutriente base para fertilizantes–, enriquece el suelo cultivable.
Los mitos y los conflictos sociales inventados sirven al propósito antiperuano. Perú Libre y el maoísmo nos quieren estancados, dependientes y acobardados. Por donde van diseminan odios, resentimientos y deseos de venganza.
A mediados del siglo pasado, un 60% de la población dedicada a la agricultura y ganadería de sobrevivencia motivó –por demagogia– la reforma agraria de Juan Velasco. Hoy, 2.2 millones de productores agrarios representan la fuerza del minifundio. Las razones políticas del chino Velasco se repiten con Castillo, cuyo remedo de reforma agraria está condenado al fracaso. Por otro lado, las agroexportadoras ofrecen empleo todo el año, haciendo que los pobladores de la sierra migren a la costa para lograr mejoras económicas.
Los pequeños productores seguirán en lo mismo por la falta de agua, de caminos convenientes, de mercado interno y externo, de asistencia técnica, de fertilizantes e ideas de asociatividad. Cuando el Estado compra la sobreproducción de papa, favorece a los que se imponen por intermedio de sus oenegés y asociaciones. Esas compras no alcanzan al campesino alejado e ignorado.
Como la primera, la segunda reforma agraria es un fraude. Del comunismo solo oímos arengas que conmueven, sin sustancia: “no más pobres en un país rico” y “el rico ya no comerá de tu pobreza” de Velasco. Los enemigos de la propiedad privada no tienen voluntad para hacer el bien, sino para ejecutar planes opuestos a la realidad mundial, de mercados abiertos, competitividad, nuevas variedades de cultivos, protocolos fitosanitarios de exportación y más. Las Sociedades Agrícolas de Interés Social del velascato fracasaron porque todos y nadie eran propietarios de los activos recibidos; todos y nadie eran responsables de la producción.
El Gobierno se opone a la importación de papa, que representa el 0.01% de la producción nacional. Para Vladimir Cerrón, el aeropuerto “internacional” que plantea construir en Orcotuna, cerca de Huancayo, servirá para exportar papa. Dijo que inversionistas mexicanos ejecutarían la obra. Por entonces preguntábamos, ¿acaso para un puente aéreo que conecte al VRAEM con los cárteles de Sinaloa, Jalisco, Tepito y otros?
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