Sarracenos y cristianos

Reflexiones sobre el Estado Islámico y sus raíces en el tiempo

Según los textos bíblicos, Dios le dijo a Abraham “haré de ti una gran nación”. Saraí – su mujer de avanzada edad sin poder concebir –, anticipándose a la promesa, dejó en libertad a Abraham para se juntara con Agar, la sirvienta egipcia. Fruto de la unión nació Ismael, quien, según el ángel mensajero, “su mano será contra todos, y la mano de todos contra él”. Más tarde, Dios le dijo al ahora Abraham, que de su simiente junto a la ahora Sara tendrá hijo a quien llamará Isaac. Son entonces, Ismael e Isaac, hermanos del mismo padre. Cuando Agar e Ismael fueron apartados de Abraham y Sara, el ángel de Dios consoló a Agar diciéndole “yo haré de él una gran nación”.

El 610 d.C., el comerciante Mahoma al decir haber recibido la revelación de Dios y se convierte en profeta de un sólo dios al-Lah. Funda el Islam y su gran comisión, como la del cristianismo, es ir por todo el mundo y predicar.

Tarik y bereberes alcanzan Iberia, estableciendo Al-Ándalus en Sevilla, Córdova y otras localidades del sur, en costas mediterráneas, frente a los desiertos africanos. Hordas de almohades, almorávides y otras tribus afirman presencia islámica en el norte de África, Palestina y territorios santos donde nació y vivió Jesús de Nazaret, el hijo de Dios para el cristianismo. El desmadre religioso empieza. Cristianos y sarracenos conquistando y reconquistando territorios santos, imponiéndose en medio de sangre derramada. En nombre del cristianismo fueron degollados infieles del Islam.

En el quinquenio del descubrimiento de América se habla de conquista o encuentro de dos mundos. Ocasión también para oír que esas hordas de beduinos invasores influenciaron Europa desde Iberia, Francia meridional y Sicilia.

Hoy, el Estado Islámico (EI) dice sin rubor que las decapitaciones que comete responden a las ejecutadas durante las Cruzadas. Venganza en la misma medida realizada por varones y nobles de todo pelaje que acudieron a Tierra Santa por fortuna, gloria e indulgencias prometidas.

Estuvimos en El Cairo después de Tormenta del Desierto, el raid norteamericano contra Saddam Hussein, liberando territorios de petróleo en Kuwait; cuando a Norman Schwarzkopf, comandante de la operación, se le negó continuar hasta atrapar a Hussein.

Por todos lados hablaban de la “hermandad”, una suerte de “tucos” que tuvimos por aquí, una fuerza invisible dictando normas de conducta sujetas al Corán y ordenando la vida pública y doméstica.

La “primavera árabe” no fue explosión por libertad y democracia en una sociedad donde gran parte de la justicia la imparte el líder religioso y no el aparato institucionalizado, donde cualquier palabra de ese líder se acata y punto. Hubo indignación de emprendedores reclamando más y mejores oportunidades, como también fuerzas invisibles impulsando caídas de gobiernos pro occidentales como el de Mubarak, un fastidio para una avanzada organizada contra lo corrupto, inmoral y pecador, contra la “ramera y Babilonia” encarnada en Europa y Estados Unidos.

Que un tiempo atrás, el EI de hoy haya sido financiado, armado y alentado, directa o indirectamente, por países pequeños o potencias mundiales, no desvirtúa el objetivo supremo del yihadismo, el cual es establecer un Califato, un líder religioso gobernando el mundo.

“Eres un virus, nosotros la cura”, le dice Anonymous al EI. Sabe cómo identificarlo, ubicarlo y dónde está el dinero para su escalada terrorista. China y Anonymous, como parte de la coalición, son ahora “la mano de todos contra él”.   

 

Por: Manuel Gago