Iván Arenas

Roque Benavides, el Apra y la sociedad emergente

La ventana para la opción socialdemócrata sigue abierta

Roque Benavides, el Apra y la sociedad emergente
Iván Arenas
30 de septiembre del 2020


La inscripción de Roque Benavides como “militante de base” aprista supone, de momento, una posibilidad electoral que, aunque descartada por él mismo, en la tienda del partido aprista que no se cierra. Si se presenta o no como candidato presidencial en las próximas elecciones, su inscripción como militante en el Partido Aprista significa uno de esos acontecimientos que se analizan poco pero dicen mucho. ¿Por qué? Veamos.

¿Qué sucedería si, por ejemplo Carlos Slim, se inscribiera como militante de base del PRI mexicano? La primera reacción sería de sorpresa, ¿no? De alguna u otra manera la inscripción de Benavides tiene estos ribetes. De allí entonces que la nueva y firme militancia de uno de los empresarios más importantes del país en un partido que se emparenta con la tradición socialdemócrata es toda una novedad. El Apra ha representado siempre a las clases medias y plebeyas; y no necesariamente al gran empresariado nacional que tenía otras vías de representación.

Sin embargo, cabe precisar también que en cierto sector en tienda aprista, la inscripción y probable candidatura de Benavides en una plancha presidencial en las próximas justas ha ocasionado rechazos, sobre todo en redes sociales. Uno de los argumentos que desarrollan los opositores internos es que una probable candidatura de Roque “derechizaría” al aprismo. No obstante que la afirmación anterior es bastante temeraria, vale reconocer que ha logrado calar en algunos dirigentes y militantes; sobre todo en un sector joven dado al “infantilismo izquierdista”. Ello, sin lugar a ninguna duda, revela el “vacío existencial e ideológico” por el que transita el aprismo, aún más después del segundo Gobierno de García. 

¿Pero qué tiene que ver la sociedad emergente en todo esto? Pues bien; para el suscrito, el gran problema del aprismo de hoy es que no representa políticamente –como sí lo hizo antaño– a la nueva sociedad de clases medias que se ha levantado en los últimos 30 años. Una sociedad mestiza, de origen andino básicamente, culturalmente conservadora y con una fe ciega en los mercados populares (miren sino los malamente llamados “conos” de la Lima “no moderna” o Puno o Huancayo). Es decir, el Apra no representa hoy esa política plebeya, como sí lo hizo a principios del siglo XX cuando –como sucede ahora– se alzó una nueva clase media alrededor de los fundos agroexportadores y del aparato estatal. Una clase media que no encontró representación en los partidos tradicionales herederos de la república aristocrática. Quizá, exista también una ventaja: es una tarea difícil que la izquierda pueda representar a la burguesía emergente. En todo caso, la ventana para la opción socialdemócrata sigue abierta.

Si bien con la inscripción de Benavides –más como militante que como posible candidato– el Apra se abre al empresariado nacional, la deuda pendiente ahora es representar a ese mundo popular, de clases medias y emergentes. Aunque sea una similitud muy lejana, vale traerla, solo como ejemplo: Jiang Zemin, presidente chino, inventó aquella famosa teoría de las tres representaciones y que con ello incorporó “a los llamados sectores emergentes de la sociedad: empresarios, capitalistas y clase media” en el Partido Comunista. De no haberlos convocado, estos nuevos actores hubiesen buscado una expresión política para sus intereses.

En resumen, quien reduzca la inscripción de Roque a una mera campaña electoral se equivoca. Y si quienes analizan así son apristas, más aún. Inicialmente el Apra se diseñó como un frente policlasista; sin embargo, el gran empresariado no se animó a participar. Hoy la historia podría ser diferente. La gran duda es si ese frente aglutinará a la nueva clase media emergente y ese mundo popular ancho y ajeno.

¿Qué pasaría si un empresario puneño, ancashino o pucallpino emergente se inscribiera en el APRA? En estos días la imagen es mensaje. Allí lo dejo.

Iván Arenas
30 de septiembre del 2020

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