Iván Arenas
Rondas campesinas, plurinacionalidad y ataque a la prensa
¿Las rondas campesinas están sobre las leyes y las normas que rigen al país?

Desde el sector de la izquierda posmarxista se ha empezado a desarrollar un “relato” para justificar el secuestro del periodista Eduardo Quispe y el camarógrafo Elmer Valdiviezo, ambos de Cuarto Poder, por parte de más de 40 ronderos de la comunidad de La Palma, en la provincia de Chota (Cajamarca). Desde la zurda académica se empieza a decir que los periodistas de Cuarto Poder han entrado “sin autorización a un territorio” que es “protegido por las rondas”. Desde la cultura y la antropología del postmarxismo, la zurda intenta justificar el ataque a la prensa.
Ahora, si bien no podemos equiparar a las rondas campesinas con el concepto de “naciones originarias”, de alguna manera la izquierda académica, sus periodistas y opinadores, utilizan los mismos argumentos que relativizan y justifican las acciones tanto de las rondas como de las “naciones”. En todo caso allí está la llamada “justicia alternativa”.
En Chile con el gobierno de Gabriel Boric y el proyecto de la Nueva Constitución (que se votará en septiembre) se reconoce –como en Bolivia y Ecuador– el estado plurinacionalidad. Creyentes de eso llamado plurinacionalidad, Boric y todo su gobierno de izquierda posmarxista no han logrado poner orden en la región de la Araucanía, donde mafias organizadas controlan el territorio bajo el manto sagrado del “pueblo mapuche” o el “wallmapu”. El proyecto del estado plurinacional de Boric y el posmarxismo, hijos tardíos del Mayo francés de 1968, incluye el autogobierno, la restitución de tierras y el doble sistema de justicia, entre otras cosas. Ojo, ese doble sistema de justicia; como en el Perú, donde las rondas campesinas han sido reconocidas como parte de la “justicia alternativa”.
A lo que vamos con todo lo anterior es que la izquierda postmarxista empieza a justificar los ataques a la prensa y en general a todo lo que supone y signifique una amenaza, bajo el supuesto de que las “rondas campesinas” son un “ethos” cuyo territorio, justicia y gobernanza son independientes del estado nacional. Como en Chile, la izquierda peruana posmarxista empezará a desarrollar en ese sentido su nuevo relato, ante los fracasos en la economía, en la sociedad y en la tecnocracia. La política de las identidades.
Que no sorprenda, entonces, que desde lo sucedido con las rondas campesinas se empiece a llamar a otras naciones originarias o autóctonas a organizarse políticamente en todo el Perú, con el objetivo de desarrollar estrategias colectivistas. Como se está haciendo en las zonas mineras; por ejemplo, en torno a Las Bambas, donde ya hay una “nación Yanahuara” que lucha contra el “neoliberalismo minero”.
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