Iván Arenas
Romantizando el chantaje
El conflicto en torno a Las Bambas no es social ni ambiental

Dirigentes y asesores de Fuerabamba y otras seis comunidades han decidido desconocer sus compromisos y los acuerdos suscritos con la minera Las Bambas; en el caso de Fuerabamba y Huancuire, desde hace varios años. En lugar de cumplir los acuerdos suscritos y los compromisos pactados, los dirigentes y asesores han propuesto una salida, su salida, al bloqueo y a la invasión desde hace más de 40 días (exactamente el 14 de abril pasado) de la propiedad de Las Bambas, una de las operaciones mineras que más contribuye a la economía nacional. Las pérdidas serán de triste recordación para todos los peruanos de bien: cerca de US$ 400 millones en exportaciones y más de S/ 220 millones en rentas para el Perú y la región Apurímac. ¿Eso no es un atentado contra el país?
Un sector político y mediático del país ha romantizado las “supuestas luchas” de varias comunidades contra las inversiones mineras, no obstante que mucha agua ha corrido bajo el puente, como se dice. Durante años organizaciones no gubernamentales, periodistas, analistas y políticos de izquierda y alguno que otro desubicado han promovido, defendido y azuzado estas supuestas luchas legítimas, sin tener la más mínima idea o información de lo que sucede en el terreno. Algunos comuneros, vestidos con sus trajes típicos –que no usan en su propia comunidad– han llegado hasta Lima con la finalidad de ganar el sentido común. Y han logrado sus propósitos, siempre bajo la protección del manto sagrado del “buenismo oenegero”. Por supuesto las banderas que estos dirigentes izan son las de siempre: supuestas contaminaciones, animales muertos, falta de agua, etc.
Sin embargo, tan grande es la realidad con respecto a la invasión de los terrenos de Las Bambas que ni siquiera aquellos que constantemente los apoyan están allí. Ya no se puede seguir sacando el mismo conejo de la chistera. En ninguna reunión oficial entre los dirigentes, funcionarios del Gobierno y representantes de Las Bambas, estos comuneros y sus abogados han llegado a precisar los incumplimientos de la minera. No los hay. De los 264 puntos comprometidos casi el 80% están cumplido, todo lo restante se cumplirá durante el proceso.
Así, las reuniones entre los tres involucrados (Gobierno, empresa minera y comunidades) se han ido extendiendo, y se prolongarán mucho tiempo más. ¿Por qué? Por la sencilla razón de que no existen argumentos para bloquear, invadir y violentar Las Bambas. ¡No existen! En cada reunión los dirigentes dirán que Las Bambas “incumple” pero no probarán el incumplimiento.
Los dirigentes y asesores, liderados por un ex relacionista comunitario de Las Bambas y por una persona de apellido Quiroz, exigen que las comunidades deben ser sociales y accionistas de la operación de cobre más importante de América. Hay que tener mucho descaro para exigir eso. La idea solo puede provenir de alguien que no comprende la sierra ni a sus ciudadanos; menos a los apurimeños, casi todos ellos de corazón noble.
¡No se debe exigir una sociedad con una empresa minera respaldándose en los terrenos que ya no son tuyos! Fuerabamba, como Huancuire, vendieron ambos sus terrenos. Recibieron millones de soles, ¡ojo, millones! ¿De quién puede nacer una idea tan descabellada como la anterior? Si los comuneros de Fuerabamba siempre respetaron sus compromisos. ¿Qué pasó aquí?
Hoy ese conflicto, el de Las Bambas, no es ni social, ni ideológico, ni político, ni ambiental. Ese conflicto nace puramente de un chantaje, de no cumplir la palabra, que para el hombre andino era ley. Ese conflicto lo ha organizado un grupo de asesores, abogados, dirigentes y tinterillos para desconocer los compromisos firmados con una empresa minera bajo un paraguas social que nadie, ni siquiera la izquierda que otrora los aplaudía, puede creer.
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