Hugo Neira

Roma locuta, causa finita. Toledo gana

Acaba de lograr el primer golpe de Estado del siglo XXI

Roma locuta, causa finita. Toledo gana
Hugo Neira
29 de mayo del 2017

Acaba de lograr el primer golpe de Estado del siglo XXI

Locución latina. Quiere decir  «Roma ha hablado, el caso está cerrado». Vamos, lector, por una vez un latinazgo. Establece un principio de jerarquía. Pero no estamos hablando del poder simbólico de Roma, eso fueron otros tiempos. Y no se ofenda monseñor Cipriani, no estamos aludiendo al Papa Francisco que ya bastante tiene con la visita cínica del emperador Trump, sino a la verdadera Roma de nuestro tiempo. Vivimos una época de globalización y el Dios es la economía financiera transversal a todas las sociedades, sus fieles son las multitudes del consumo ilimitado y sus templos los supermercados en todo el planeta. La Roma pagana maneja el Fondo Monetario y el Banco Mundial y lo ha dicho claramente, «este es mi hijo bienamado». ¿O usted es de esos que creen que así no más pues, se invita a dar un par de conferencias académicas auspiciada por la Organización de las Naciones Unidas y en Nueva York? En economía, política y relaciones internaciones mandan las relaciones de fuerza, a ver si nos entendemos.

¿Nuestro Poder Judicial y el Ministerio Público? Pobrecitos. Pero somos bien cautos, miren la mañosería de los diarios: «Se advierten problemas para lograr detención de Toledo en EE.UU». Suaves, educaditos, ¿no? Qué pena que el gordo Villarán no sea de este mundo. En Última Hora de los sesenta, la primera página habría sido «El Imperio americano se limpia con nuestras leyes». Pero, como decía el poeta, «se acabaron los gitanos que iban por los montes, solos». Por si acaso, verso de Federico García Lorca, hay que decirlo, porque la literatura desapareció como curso hace decenios, y está por los suelos la comprensión lectora.

En fin, hace bien en protestar Marisol Pérez Tello. La ministra de Justicia, se siente indignada. También yo, señora ministra. ¿Pero sabe una cosa? Yo fui alguna vez comunista, unos años de mi juventud, estudios en Europa y un viajecito por los países dominados por los soviéticos me cambiaron los sesos. No fui aprista, pero leíamos a Haya de la Torre. Acaso no es su caso. Y entendimos que los Estados Unidos son un Imperio. Por dentro democráticos, por fuera lo que son. Una dominación solapa, de influencia no de ocupación, como los rusos. Pero eso no me hizo ni aprista ni antiaprista, sino que tuviese la postura política que tuviera, la arrogancia imperial entró en la cabeza de este abanquino crecido en Lince y con estudios en París. Sí, pues, el Imperio ha hablado. Y para que la injuria fuese mayor, lo han llamado para que explique qué son las asociaciones público-privadas. Maravilloso, atinado, algo como pedirle a Al Capone que diserte cómo se asalta un banco. Genial. Ese mamarracho de público-privado es trampa para privatizar los Estados y, con el tiempo, desaparecerlos.

¿Escribo esto para rajar de Toledo? No pues. En primer lugar me dirijo al ciudadano lector para decirle que a los gringos, por mucho que nuestros fiscales hablen «de ocho fuentes de dinero ilícito y varias coimas con Odebrecht» (El Comercio, 25.05.17), a los del norte, todo eso les llega altamente. Este no es asunto de leyes, aunque no faltarán abogados, y procedimientos y trucos de tinterillos, que si el ne bis in ídem, o sea no se juzga dos veces, etc. Pero ya está hecha la estafa a la nación y a aquellos que por un buen rato creyeron en el «cholo sagrado».

Apunto a otra cosa. A la brillante carrera del «muchachito que estudió la primaria en la escuela Minerva, la secundaria en la Unidad Escolar San Pedro, y en eso que arriban a las calles de Chimbote los voluntarios del Cuerpo de Paz, y Joel y Nancy Meister, que le ofrecen a Toledo otro destino». Esto se halla en Umberto Jara, Historia de dos aventureros, si no lo ha leído, amable lector, no entiende nada. «En 1972 una maestría en Educación, en 1974, una de Recursos Humanos» (Jara, p. 33). No es economista. Pero ya es tarde, ¿no?

Escribo también para Alejandro. Y agradecerle la gran lección que nos da. A ver si nos libramos de la credulidad, propia a este desorientado país inclinado a la temeridad de la buena fe. Ovejas electorales que siguen a lobos carismáticos. Pero no creo que aprendan, en las escuelas no les enseñan lógica, es decir, a razonar. Se tragan todos los cuentos. Escribo estas líneas, Alejandro, para anunciar tu creación heroica. Acabas de lograr el primer golpe de Estado del siglo XXI. Se da en USA. En el corazón del imperio, vuelto el Perú una suerte de Puerto Rico de tercera. Al diablo la soberanía, es tu teoría. Además, eres liberal, y tu hora presidencial fue cuando el republicano Bush hijo. Y ahora te apapachan en la era del simpático y sereno republicano llamado Trump. Vamos, Alejandro, después de unos años, retorna. Y acaba de una vez con este simulacro de república independiente. Hoy me saco el sombrero. Un golpe de Estado sin un solo balazo. Habrá que cambiar el escudo nacional y sacar la cornucopia, erróneo signo de abundancia —salvo Ecoteva— y reemplazarla por un dedo erguido en medio de un puño. La patria achorada te lo agradece. Vuelve como virrey, ya tenemos marqués español.

 

Hugo Neira

Hugo Neira
29 de mayo del 2017

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