Regresa la fiscalización

El retorno del Congreso de la República ha supuesto –para terror de algunos– el regreso del control político y del rol de fiscalización que debe ser permanente en una democracia, para garantizar el adecuado uso de los recursos públicos del Estado, así como la conducta política del Gobierno. En los meses previos a la elección e instalación del actual parlamento hemos pasado por una etapa en la que la fiscalización y el control político estuvieron a cargo de algunos medios de comunicación que, con esfuerzo y valentía, denunciaron presuntos casos de corrupción y nepotismo de este Gobierno.

La disolución del Congreso el pasado 30 de setiembre, que a mi parecer fue un golpe de Estado, nos quitó a todos los peruanos que estamos representados en el parlamento la oportunidad de fiscalizar al Gobierno de turno y a sus principales funcionarios. Por lo tanto, el regreso del Congreso es también devolverle a la ciudadanía la oportunidad de que se fiscalice al Gobierno, en un contexto importante, como la actual crisis mundial debida al Covid-19. El regreso de la fiscalización y control político es una buena noticia, y debe ser considerado como un paso adelante en la recuperación de una democracia plena.

Las compras de implementos de salud, las denuncias de falta de atención para nuestra policía (que se viralizan en las redes sociales), las exigencias del personal médico, la situación de la compra de las pruebas moleculares que parecen tener un mayor respaldo de los especialistas, no pueden escapar del rol fiscalizador de quienes fueron elegidos en las urnas.

Nadie puede negar que las ministras y los ministros se encuentran en un escenario muy difícil para el país, por lo que tampoco se puede pretender extender demás las sesiones o reuniones con ellos. Sin embargo, no nos olvidemos que estos funcionarios de alto nivel han permanecido lejos del control político y fiscalizador del Congreso, y es difícil esperar que se censuren o se interpelen a sí mismos, y renuncien a sus cargos. Los ministros que han cumplido más de seis meses o más de un año en sus cargos, ¿no merecen el control político? ¿No es tiempo de exigirles que muestren cuáles son sus resultados? 

Este es un reto para ambos poderes del Estado. Y todos los ciudadanos estamos esperando que las decisiones que tomen nuestras autoridades y gobernantes sean las más adecuadas, para el bien de todos.