Régimen de intocables

Un sector minoritario de la población, y no por eso menos importante, ha comenzado a preguntarse ¿qué, después del referéndum? Los resultados de la consulta popular, además de la popularidad del mandatario Martín Vizcarra, han consolidado el tipo de gobierno al que aspiran para el país los sectores izquierdistas: un solo relato en la vida diaria de la población. Un control total, desapercibido por las mayorías debido a la intervención descarada de los grandes medios de comunicación tradicional, que tratan de proteger ciertos intereses.
Con Vizcarra se están consolidando grupos de intocables, haciendo y deshaciendo a su gusto investigaciones relacionadas con casos de corrupción. Por ejemplo, el diario La República titula “Chávarry se entromete en la Católica”, cuando los mismos universitarios han denunciado malos manejos en el cobro de pensiones. ¿Acaso las autoridades de la Universidad Católica tienen corona? ¿La ley no les alcanza porque estarían relacionados con el régimen? Y lo mismo en Perú 21. Como si hubieran concertado titulares para el mismo día, pretenden ridiculizar al fiscal de la Nación, Pedro Chávarry. Para el diario de la gran prensa tradicional está bien que los fiscales de menor rango puedan investigar al fiscal de la Nación, pero no está bien que Chávarry los toque ni con el pétalo de una flor.

Preocupante, además, la denuncia de Edwin Oviedo, con prisión preventiva de 18 meses, acusado de ser parte de la red criminal denominada “los Wachiturros de Tumán”. Oviedo ha señalado que los fiscales lo presionan para que se acoja a la colaboración eficaz a cambio de “involucrar a congresistas, jueces, fiscales y políticos”. Señaló a las fiscales Sandra Castro y Rocío Sánchez, ¿acaso también intocables, sin que se las pueda investigar por el señalamiento de Oviedo?
La principal estrategia del régimen, de copamiento y sujeción, sigue su curso. Un sector importante de la prensa distrae a la población obviando las noticias incómodas para el Ejecutivo y sus contertulios. Por ejemplo, resulta vergonzoso que, días antes del plebiscito, se haya ocultado la noticia sobre las 60 personas tomadas de rehenes por los pobladores indígenas en una planta de petróleo en el Marañón, y que otros pobladores hayan saboteado el oleoducto Norperuano, deteniendo la producción del recurso de todos los peruanos. Tampoco es de primeras planas que el 72% de los colegios públicos están destartalados y que algunos deben ser demolidos. Y, con otro fenómeno de El Niño en ciernes, para esa prensa ya no es noticia el ridículo avance de la reconstrucción del norte. A casi dos años del evento climático, está casi estancado en el 18% del gasto total del presupuesto, de S/ 25,000 millones.

No obstante las dificultades nacionales no atendidas por el Estado, Vizcarra ha comenzado a ensayar la estrategia del discurseo. Apuesta por más popularidad sin ton ni son, sin ofrecer a la población nada sustancioso. Ya lo hizo Alan García durante su primer y desastroso gobierno (1985-1990). Cada “balconazo” de Alan era imperdible para las masas, ahora canosas y desmemoriadas que lo repudian hoy. Eso sí, la oratoria ideológica de García contrasta enormemente con el teleprónter frente al mandatario moqueguano, aspirando a gobernar el país por ¡15 años!
Según ha trascendido, Vizcarra estaría pretendiendo gobernar tres periodos consecutivos. ¿Tiempo necesario para encauzar debidamente todos los procesos judiciales relacionados con Odebrecht y las otras constructoras brasileñas y peruanas? ¿Exageramos nuevamente?
Esa sería la principal razón de la reforma del sector justicia promovida por Vizcarra. Los nuevos jueces y fiscales elegidos por los nuevos magistrados de la Junta Nacional de Justicia (JNJ) podrían resolver satisfactoriamente todas las acusaciones en contra de las constructoras consorciadas, bufetes de abogados y demás vinculados al Ejecutivo de los últimos 15 años.

La tarea de la nueva Fiscalía será desmantelar a la oposición política atarantando a los timoratos, entre políticos y empresarios. ¿Rolando Reátegui, de Fuerza Popular, se habría dejado atarantar como muchos creen? ¿Hasta dónde resistirá Oviedo? ¿Terco como un cholo auténtico? ¿Se inmolará defendiendo la inocencia que alega? Espermos. Pero no nos quedaremos con los brazos cruzados viendo el desmoronamiento del país.