Juan Carlos Valdivia

Reforma política sin políticos

Solo 38 congresistas están afiliados a partidos políticos

Reforma política sin políticos
Juan Carlos Valdivia
31 de julio del 2018

 

El presidente Vizcarra anunció hace pocas semanas que tres años de gobierno era un periodo muy corto, en el cual no se podía pretender realizar grandes reformas. Cuando aparecieron los audios que involucraban a autoridades del Poder Judicial, del Consejo de la Magistratura y a empresarios, se planteó liderar una reforma del sistema judicial, y en el discurso de 28 de julio incluyó su planteamiento de reforma política.

Martín Vizcarra quiere iniciar una reforma política, pero no pertenece a ningún partido. Hasta hace poco parecía que tampoco tenía una bancada, aunque ha recompuesto vínculos con el pepekausismo. Ha sido presidente regional por un movimiento independiente, aunque antes había postulado por el partido aprista. En eso coincide con el presidente del Congreso, que en su momento fue electo regidor, y posteriormente postuló sin éxito a la alcaldía provincial de Trujillo por el mismo partido aprista. Salaverry postuló luego por Fuerza Popular, partido por el cual fue electo congresista y en el cual recién se inscribió en los primeros meses de este año. El presidente del Consejo de Ministros está inscrito en un movimiento regional, pero no en un partido político. El ministro de Justicia, Vicente Zeballos, tampoco registra afiliación vigente a partido político alguno.

El presidente Vizcarra, que no milita en ningún partido, planteará al Congreso de la República una serie de propuestas de reforma constitucional, las mismas que ha debatido con su premier, que tampoco tiene militancia partidaria, y con su ministro de Justicia, que también es independiente. Según la organización Transparencia, en mayo de este año, solo 38 congresistas —de los 130— estaban afiliados a partidos políticos. Es decir, la mayoría de quienes decidirán sobre la reforma política que se debe discutir en el Parlamento son personas que no militan en partidos políticos. Son invitados, saltimbanquis, tránsfugas de todo pelaje y diferente calibre. ¿Se puede plantear una reforma seria con estos actores?

Adicionalmente, como si se tratara de un tema menor, el presidente plantea que esa reforma debe debatirse y aprobarse rápidamente ¿Cuándo una reforma política ha sido producto del voluntarismo de un jefe de Estado? Pues solo en dictaduras. En democracia se debate, se intercambian opiniones, se compara con la legislación internacional, se analiza el problema que se quiere resolver y se busca la solución más adecuada.

Hay que fortalecer a los partidos. Pero las propuestas que pueden venir, en un escenario convulsionado, con la sociedad en un ambiente de desazón por el embate producido por la corrupción, y los representantes del “no-partido” a cargo de la reforma, no parecen ser las más serias y ponderadas. Estamos advertidos.

 

Juan Carlos Valdivia
31 de julio del 2018

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