Juan Sheput

Reflexiones a partir de la visita de la OEA

Un elemento de distracción que ha utilizado el Gobierno de Pedo Castillo

Reflexiones a partir de la visita de la OEA
Juan Sheput
25 de noviembre del 2022


No estoy dentro de los optimistas que creen que la OEA y lo que formule será una solución para nuestros problemas. En más de una ocasión lo he señalado, quienes pretenden juzgar o anticipar comportamientos del gobierno de Pedro Castillo olvidan una razón fundamental: no estamos en condiciones normales. Los analistas presumen que Castillo cambiará, que su entorno dialogará, que cesará la polarización, que dejará de lado su agenda, que dejarán de delinquir. Nada de eso pasará pues no estamos en presencia de una organización democrática que se esfuerce por lo mejor para el país. Estamos ante un grupo de personas que vienen siendo investigadas (51 carpetas fiscales así lo señalan) por ser parte de una organización criminal. Gran diferencia.

La OEA ha sido el elemento de distracción que ha utilizado el gobierno para que la ciudadanía mire hacia otro lado. Ministros contra las cuerdas, nuevos testimonios de colaboradores eficaces, todo eso quedó opacado por la visita de la delegación internacional. Culminada la visita no debemos tener esperanzas que ella contribuirá a un giro de la situación si es que las conclusiones se muestran en contra de Pedro Castillo. Lo recomendado no es vinculante y por lo tanto el gobierno no hará caso, en absoluto, de lo planteado. En el caso le sea favorable, el gobierno seguirá en lo suyo, ahora con el aval de la OEA, continuando, por supuesto su relación cómplice con un considerable grupo de congresistas.

Si queremos salir de este deterioro institucional, primero que todo, debe entenderse que la resolución de la problemática es interna, es decir sigue estando única y exclusivamente en manos de nosotros. El Congreso debe dejar de lado los fuegos artificiales y dedicarse a trabajar la salida del poder de Castillo con acciones concretas como la destitución de Dina Boluarte y ejercer un mayor control político sobre los miembros del gabinete. Sin vicepresidenta y sin un personaje dañino como el renunciante Torres, el accionar político de Castillo se verá mermado. Apostar por una suspensión, y tener esperanzas en ella, demuestra que no aprendemos la lección que nos han dejado las mociones de vacancia y denuncias constitucionales fallidas.

Pero por sobre todas las cosas se debe llenar ese vacío de liderazgo que es tan pernicioso para la causa democrática. No se trata de un liderazgo personal. Se trata de conducir, liderar y eso puede ser una acción colectiva. Un referente clarísimo se manifiesta en lo que fue el Foro Democrático, en el cual se constituyeron personalidades tan disímiles como Alberto Borea, Paco Miróquesada, Javier Diez Canseco, Mauricio Mulder, Lourdes Flores, Nicolás Lynch, entre otros, con las que conformamos un comité directivo, plural y convocante, con el cual enfrentamos con éxito a la dictadura de Alberto Fujimori y Montesinos. Todos entendimos que en nuestro Foro Democrático no había personalismos ni jerarquías protagónicas, sino que era necesario trabajar en conjunto. Nada que ver con la exclusión y el afán de figuración que en estos días prima en la oposición. 

Juan Sheput
25 de noviembre del 2022

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