Renatto Bautista
Reflexionando sobre Séneca
El más importante filósofo estoico del primer siglo después de Cristo
Lucio Anneo Séneca (4 antes de Cristo - 65 después de Cristo), fue un importante filósofo, orador y político romano en los últimos tiempos de la primera dinastía imperial, los Julio Claudianos. Como todos sabemos, Séneca fue maestro y, por algún tiempo, el poder tras la sombra en el reinado de Nerón, último Emperador de los Julio Claudianos.
Séneca no tuvo un origen patricio tan rancio como el de Cicerón, pero coinciden en que Séneca destacó siendo joven. En el año 27 d.C., ocupó su primer cargo como cuestor en la propia ciudad de Roma. Luego, en el año 37, Calígula –hijo del notable militar romano Germánico– asumió el trono imperial, mientras que Séneca ya era un connotado senador, por lo que Calígula le cogió cierta tirria que casi causa su muerte. Pero una mujer cercana a Calígula lo convenció de que no acabará con Séneca. El asma salvó a Séneca en esta ocasión debido a que Calígula fue asesinado.
Tras el magnicidio de Calígula, le sucede en el trono su tío Claudio, que decretó exilio a Séneca en la isla Córcega; sí, la misma isla en la que nació Napoleón Bonaparte. En el año 49, luego de la muerte de Mesalina –entonces esposa del Emperador Claudio- quien había conspirado contra él, la nueva cónyuge imperial Agripina consiguió que el filósofo Séneca volviera a la escena política con el cargo de pretor, como todos sabemos la astuta Agripina estaba construyendo las condiciones para que su hijo Nerón sucediera a su esposo Claudio en el poder imperial, lo cual consiguió, lo irónico como terrible es que Nerón –en el poder absoluto– se deshiciera de su madre Agripina y su maestro Séneca.
Volviendo con la historia, tras la muerte de Claudio (año 54), le sucede su hijastro Nerón –joven de 17 años– que a instancia de su madre designó a Séneca como consejero político y segundo cónsul. Hasta el año 62, Séneca se tranformó en el poder tras bambalinas, pero recordemos que el poder siempre termina siendo efímero por lo que, tras el asesinato de Agripina, la siguiente víctima fue Séneca que tras ver que perdió todo el poder político, antes de ser asesinado por orden imperial, decidió suicidarse el 12 de abril del año 65 en la tiña de su domiclio.
A modo de conclusión, manifiesto que Séneca fue el más importante filósofo estoico del primer siglo después de Cristo, ya que nos legó el concepto del autodominio como el control de nuestros actos por la razón por dicha razón San Agustín como Santo Tomas de Aquino estudiaron sus libros.
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