Reflexionando sobre “Globalismo”

Siguiendo con el libro Globalismo del politólogo Agustín Laje, en esta ocasión abordaré tres reflexiones clave sobre el tercer capítulo, “El advenimiento del globalismo”.

El principal enemigo interno de Occidente es lo que Agustín Laje denomina genialmente como globalismo, ya que elimina el concepto de Estado-nación. Además, quienes toman decisiones políticas en organismos internacionales, como la ONU, no son elegidos por votación popular, lo que implica una carencia de legitimidad política.

El primer fragmento citado proviene de la página 161, donde Laje escribe lo siguiente:

“Según Locke, la razón de ser del gobierno reside en la protección del derecho a la vida, la libertad y la hacienda, resumidos los tres bajo el término propiedad”.

John Locke, padre del liberalismo político, define aquí los tres principios fundamentales de esta corriente. Laje los sintetiza con claridad, y cabe agregar que todo liberal debe suscribir esta ecuación; de lo contrario, no estaría defendiendo el liberalismo, sino alguna otra ideología.

El segundo fragmento citado se encuentra en la página 201, donde Laje escribe:

“El globalismo es una nueva forma de dominación política cuyo aparato de gobernanza de instituciones y burocracias apátridas, manejadas por una hiperélite globocrática, posiciona sus pretensiones por encima de la voluntad de las naciones...”.

El globalismo vulnera constantemente la soberanía nacional, que en Occidente se asume como un axioma. Lamentablemente, los organismos internacionales han degenerado en una forma de dominación donde una casta política, no elegida democráticamente, pretende imponer su visión del bien y del mal al mundo entero. Esto no es más que la soberbia de quienes se creen dioses del Olimpo.

El tercer fragmento citado está en la página 227, donde Laje escribe:

“Las universidades de Occidente funcionan cada vez más como aparatos de legitimación del desquicio woke. Se crean asignaturas, carreras y departamentos especiales para darle sustento y credibilidad: Estudios de género, teoría crítica de la raza, interseccionalidad, estudios sobre la blanquitud, estudios queer, fat studies, etcétera”.

La mayoría de las universidades en Occidente se han inclinado hacia la ultraizquierda, abandonando incluso una izquierda democrática. Desde los sucesos de mayo de 1968, las masas universitarias han adoptado el pensamiento woke como un credo incuestionable, a pesar de su incoherencia fundamental: se basa en la censura para imponer lo “políticamente correcto”. Esto ocurre porque la ultraizquierda comprende que quien domina la hegemonía cultural, gobierna el mundo—o al menos, Occidente.

A modo de conclusión, todo estudiante de Ciencia Política, especialmente aquellos afines a la ultraizquierda, debería leer este libro de Agustín Laje. Tal vez les lleve a reflexionar y evolucionar políticamente.