Guillermo Vidalón

Recordado por la pandemia y la pobreza

Al final de su gobierno Vizcarra enfrenta el juicio de la historia

Recordado por la pandemia y la pobreza
Guillermo Vidalón
28 de julio del 2020


Los gobernantes del período de la pandemia del coronavirus serán recordados por su capacidad para gestionar los recursos del Estado en salvaguarda de la salud de sus ciudadanos. Y también, por el impulso que le pusieron a la recuperación de sus economías. En concordancia, en el Perú el presidente Martín Vizcarra aún está a tiempo de enrumbar el camino y superar rápidamente la estela que el dogmatismo de los representantes de la izquierda le imprimió a su Gobierno.

En primer lugar, el Ministerio de Salud, encabezado por Víctor Zamora, ex candidato a congresista por el Frente Amplio, organización que no se dio por enterada de que el número de víctimas del Covid-19 ya supera los 40,000 peruanos fallecidos, cuando ellos reconocían solamente 13,000. 

En segundo lugar, el entorno bajo sus órdenes. El Grupo Prospectiva ha revelado recientemente que el Gobierno sabía que la cifra de muertos era –al menos– tres veces mayor; en consecuencia, poco o nada les interesaba el dolor de los deudos porque para ellos el número de muertos se asemeja a “el costo social de su revolución”.

¿Acaso no buscaron culpables en las farmacias por el desabastecimiento de medicinas? ¿No culparon a las instituciones educativas privadas por los costos del servicio, en lugar de poner a disposición de los padres de familia una educación pública de calidad a la cual ellos puedan recurrir alternativamente? Posteriormente, fueron las clínicas, ¿cuándo ni siquiera fueron capaces de adquirir equipos e insumos médicos con los inmensos recursos que dispone el Estado? Y ni qué decir de las faltas reiteradas a la ética. Después de este accionar culposo o doloso –eso lo determinarán otras instancias–, ¿resulta razonable seguir prestando oídos a las recomendaciones de la izquierda?

Tercero, es un hecho constatado que la crisis económica ya ha impactado negativamente a aproximadamente diez millones de peruanos, y que no hay otra salida que promover la inversión en todas las actividades. Hacerse de la vista gorda y aceptar el chantaje de grupos minoritarios, mientras que los índices de pobreza y pobreza extrema siguen incrementándose, resulta una responsabilidad mayor que la ciudadanía tendrá presente, así como el juicio de la historia.

¿Qué debe hacer? Superar los temores que le infunden, soslayar los chantajes y actuar con sabiduría y sagacidad para liderar la recuperación del empleo y la promoción de la inversión, porque ambas harán que la economía se reanime en el corto plazo. Abrir las puertas a la inversión minera en su totalidad; sí, incluyendo al proyecto Tía María, el país se lo va a agradecer. El respaldo al desarrollo de este proyecto demostrará que actividades como la agricultura y la minería sí pueden coexistir de manera armoniosa y complementarse para potenciarse. ¿Alguien puede creer que, después de todo lo sucedido, las empresas no harán el mayor esfuerzo posible para que todo salga bien? 

Brindar seguridad, anunciar una reactivación económica más allá del tradicional discurso, generar empleo de calidad. Si actúa de esta manera, el país recordará a Vizcarra como quien fue capaz de enrumbar la economía en tiempos de pandemia. Y no como quien tuvo las herramientas y prefirió persistir en el error.

Guillermo Vidalón
28 de julio del 2020

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