¿Quién ocupará el lugar de Castillo?

No obstante qué hoy están todas las posibilidades intactas para que Pedro Castillo deje en el cortísimo plazo la presidencia, sería un yerro absoluto pensar que con su posible salida la crisis política se termina. Me explico mejor.

Si bien Castillo es actualmente el adversario de todo el arco opositor, su posible renuncia o su vacancia no eliminará ni reducirá para nada lo que él representa políticamente. Es decir, al margen del destino que correrá Castillo, a ese 15%, esa minoría activa que va a buscar de inmediato una figura que los represente. Y es evidente que será desde la izquierda.

Si bien todos se enfocan ahora en Castillo, el principal problema no solo es qué viene después de una posible vacancia o renuncia, sino también quién tomará la posta en lugar de Castillo, en un país polarizado y donde el “anti” tiene vida propia. En ese sentido, se hace más urgente que nunca que la oposición reunida alrededor de las bancadas en el Congreso empiece a construir las líneas maestras de una nueva transición.

Ahora bien, quizá se está dejando un detalle importante: la construcción de un relato alternativo que acabe con los relatos levantados durante estas tres últimas décadas. ¿A qué me refiero? A que ahora, como en su día con Susana Villarán, la izquierda podría perder todo en el terreno moral-cultural, el último bastión que les queda.

En suma, si la oposición en el Congreso no construye un proyecto alternativo, con un relato que ponga entre las cuerdas a la izquierda, no podrá evitar una nueva resurrección de ese 15% que le será fiel.