Manuel Bernales Alvarado

¡Que no se pierda el quinquenio!

Se debe mejorar la ejecución presupuestal

¡Que no se pierda el quinquenio!
Manuel Bernales Alvarado
14 de febrero del 2018

 

Restan tres años, cinco meses y días para que termine este Gobierno. El tiempo vuela. Aun suponiendo un escenario ideal con estabilidad y efectividad gubernamental, lucha legal, cooperación de otros poderes y con movilizaciones prontamente resueltas, ¿qué se puede hacer para que este período no se pierda?

Sin considerar elecciones intermedias y generales, sismos o fenómenos climáticos extremos recurrentes, lluvias sequías y heladas —que ahora suelen combinarse con eventos y procesos del cambio climático, sus impactos y riesgos, como La Niña y El Niño—, cada año con el inicio del año escolar —uniforme y rígido para un Estado de gran diversidad geoclimática, sociocultural, económica y política— se reinician las demandas, conflictos paros y huelgas, asociados a otras movilizaciones. Algunas son obviamente justificadas, pero otras son parte de estrategias y tácticas de oposición social o política, o de objetivos subversivos.

Hay días no laborables de Semana Santa, festividades religiosas y cívicas que forman parte de identidades locales dentro de una identidad nacional más amplia y en proceso de cambio por varias causas. Descontemos días de “semanas” departamentales o provinciales señeras, como las de Cusco, Arequipa, Trujillo o Cajamarca. Las Fiestas Patrias, y el advenimiento de diciembre, la Navidad y el Año Nuevo cierran cada año real en nuestro querido Perú.

Rumbos y retos. Mejorar la ejecución presupuestal debe ser una meta fundamental, pese a inveteradas deficiencias de concepción y formulación, y considerando el Poder Ejecutivo, los gobiernos departamentales y por lo menos capitales provinciales con mayor incidencia política. La ineficiencia y menor gasto continuó, y para algunos expertos empeoró. El rubro de inversiones mediante transferencias en sectores clave para contar con bienes y servicios básicos ha aumentado, pero los sistemas de ejecución, con grave falencia en supervisión y arreglos con ejecutores públicos y privados, no se han corregido. El dinero transferido será ocasión de lo bueno, lo poco, lo ineficiente y lo corrupto, lo que a su vez detona conflictos.

El paquete inversionista puede verse en dos dimensiones, sin entrar a analizar quiénes serán o son beneficiarios de megaobras que pagamos todos los peruanos hasta por lo menos tres generaciones.

Una, la rapidez con que deben efectuarse obras en comunidades, distritos, provincias y departamentos del centro y norte afectados por El Niño costero, por la emergencia sanitaria y otras urgencias en áreas petroleras del nororiente, bajando hacia Madre de Dios y Puno, donde campean ilegalidades bien establecidas.

Otra, la dinamización de un conjunto de inversiones en transporte y comunicaciones, agropecuarias, mineras y gasíferas en departamentos que conforman áreas vitales estratégicas del Estado. Veamos dos casos extremos.

El Ministerio de Energía y Minas, escribí en 2015 en este portal, tenía una lista clave de proyectos priorizados; en 2016 y 2017 aumentaron y a la fecha hay más trabados que dinamizados, y con la amenaza de actores que quieren llevarlos a la situación de Conga, Tía María o Río Blanco (ex Majaz). Hay proyectos en marcha, se puede sumar Quellaveco, mejor aún si se combina con Tía María, con soluciones hidrogeológicas intercuencas, conversión de agua de mar para la industria extractiva y óptimo aprovechamiento del agua dulce.

Transporte y Comunicaciones deberá resolver el caso paradigmático del aeropuerto en Chinchero. Se ha objetado su costo por las “adendas” o añadido de nuevos costos para el mismo resultado. Esto va a reclamación internacional. Pero nuevamente se reciben denuncias de que el proyecto no debe ser y que obran en archivos del Ministerio los dictámenes desaprobatorios de funcionarios de varios gobiernos desde los sesenta y setenta —incluidos la FAP, el Comando Conjunto, expertos internacionales contratados, la OACI—, arguyendo que ni las características del terreno, su estructura interna, área, altitud, vientos o la comunicación con el Cusco de este proyecto lo harían deseable o aprobable. Enmudecen la prensa, redes y medios empresariales y gubernamentales. Superemos objeciones materiales y no solo financieras. Años atrás se recomendaron dos lugares y vías multimodales con el Cusco para un aeropuerto internacional excelente y sostenibilidad.

Ningún destrabe o buena inversión se podrá realizar sin buenos proyectos. Realizarlos demanda equipos en el terreno —no mediante misiones con ritmo y medios burocráticos limeños, centralistas—, con unidad de doctrina, inteligencia, método y una mejor dirección estratégica y operativa.

 

Manuel Bernales Alvarado
14 de febrero del 2018

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