Putin ataca las políticas de Lenin

Recientes declaraciones del presidente ruso Vladimir Putin han generado polémicas al objetar aspectos clave del legado de Vladimir Lenin, líder revolucionario y fundador de la Unión Soviética. Putin cuestionó las decisiones de Lenin que, a su juicio, debilitaron la cohesión del Estado y sentaron las bases para la desintegración de la Unión Soviética en 1991.

Tras la muerte de Lenin en 1924, Stalin ordenó embalsamar su cuerpo construyendo un mausoleo. Cien años más tarde, el cuerpo del padre de la Revolución bolchevique sigue en la plaza Roja, pero su legado parece languidecer, situación agravada con los reproches de Putin por "inventar" Ucrania.

Según Putin, Lenin minó la cohesión estatal permitiendo la desaparición de la Unión Soviética, crítica centrada en la igualdad jurídica otorgada a todas las repúblicas soviéticas, calificando la medida como "plantar una bomba de tiempo" al darle el mismo rango a todas las naciones. Este planteamiento ha desatado reacciones encontradas, especialmente entre los miembros del Partido Comunista ruso, expresando que la historia no le perdonará a Putin estas críticas anticomunistas.

Respecto al derecho a la separación de la URSS, Putin recordó el debate entre Lenin y Stalin. Mientras Stalin abogaba por otorgar autonomía a los estados miembros sin permitir su salida de la Unión; Lenin defendía la posición opuesta, avalando el derecho de cada república a separarse, argumento que según Putin desencadena la desintegración Soviética.

El mandatario ruso criticó la represión durante la creación del estado soviético, la ejecución del último zar, sacerdotes y burgueses. Señaló que las fronteras fueron establecidas arbitrariamente, mencionando el caso de Donbass, transferido a Ucrania sin argumentos lógicos. A pesar de las críticas, Putin expresó su afinidad por las ideas comunistas y socialistas. Hizo una singular comparación mencionando el "código moral del constructor del comunismo", equiparándolo con la Biblia, elogiando conceptos como igualdad, fraternidad y felicidad.

El discurso de Putin sobre Lenin ha llevado a especulaciones sobre sus motivaciones, desde una estrategia para justificar su postura en la crisis ucraniana hasta una posible preocupación por los sentimientos separatistas en Rusia. Expertos sugieren que abordar el tema de Lenin y su legado busca evitar divisiones en la sociedad rusa.

Las críticas se enmarcan, además, en la alianza internacional del encuentro con Xi Jinping el 4 de febrero, que según el filósofo nacionalista ruso Alexander Dugin, propugna un "gran espacio chino para el proyecto euroasiático" con una visión imperialista que redefine la identidad rusa. Dugin aboga por un mundo multipolar que desafíe la "hegemonía espiritual de Occidente", rechazando conceptos como democracia, liberalismo y derechos humanos.

En última instancia, Putin es un mandatario difícil de definir. Su gobierno que podría ser tildado de nacionalista, autoritario, conservador en temas sociales, una economía mixta con elementos capitalistas y pragmático en su política internacional con alianzas para preservar su influencia, además de una posición cambiante.

Las declaraciones de Putin abren el debate sobre la interpretación de la historia, implicaciones sobre legado de Lenin, su impacto en la identidad de la política rusa y la de naciones cuyo pensamiento se inspira en esa ideología que subsiste un siglo después de su muerte. ¿Qué opinarán los “marxistas leninistas” al respecto? En palabras del propio Putin, las reflexiones sobre Lenin son parte de un diálogo más amplio sobre la historia y el futuro de Rusia.