Primer año de la guerra ruso ucraniana

El 24 de febrero del 2022 el régimen autoritario de Vladimir Putin en Rusia ordenó la invasión hacia Ucrania, un país independiente y soberano que tiene todo el derecho de pretender estar en la Unión Europea, en la OTAN o en cualquier tratado internacional que ellos, como Estado, crean conveniente para sus intereses económicos y políticos.

Esta invasión militar –sin causa alguna– por parte de Rusa contra un Estado soberano como Ucrania demuestra el doble rasero de una minoría radicalizada que se autodenomina “conservadores”, pero que en verdad demuestran su vena autoritaria al apoyar a un dictador como Putin que además aquí –en nuestro continente—abiertamente apoya a toda dictadura socialista desde la cubana de Díaz-Canel, pasando por la nicaragüense de Ortega y su esposa Murillo, hasta la venezolana de Maduro. Es decir, en geopolítica Putin es quien sostiene a dictaduras socialistas que abiertamente son contrarias a los valores y tradiciones de la civilización Occidental.

Por más que algunos agentes rusos se molesten, Rusia no es parte de la civilización Occidental, más bien ellos se consideran la “Tercera Roma”, ya que Sofia de Paleólogo, la sobrina del último Emperador Romano de Oriente (Constantino XI Dragases), se casó con Iván III “El Grande” quien fue el primer monarca ruso en usar el título de Zar (que viene del César de Roma). 

Además Rusia, desde el reinado de Iván III hasta 1917, siempre fue una autocracia monárquica, que fue sucedida por una autocracia de partido único, como lo fue la Unión Soviética. En otras palabras, Rusia siempre fue incompatible con la industrialización y la democracia representativa, que son dos características importantes en la civilización Occidental.

Volviendo a la actualidad del 2023, Ucrania –presidida por Zelensky– está demostrando una enorme resistencia de su nación ante el invasor ruso, a pesar de que Putin y su alto mando militar pensaron que conquistarían Ucrania en una semana. Por eso –lo digo irónicamente– es la guerra supuestamente más corta que está durando más tiempo. Indudablemente es un tremendo fiasco para el régimen militar de Putin, por más que sus agentes lo quieran maquillar con falacias que no valen la pena mencionar.

A modo de conclusión, sostengo que la defensa de las fronteras y de la soberanía de Ucrania –ante cualquier imperialista invasor– tiene que ser respaldada por quienes nos sentimos orgullosos de ser occidentales, porque Ucrania no desea ser apéndice de un régimen caduco y fracasado como la Rusia de Putin. Más bien ellos desean entrar a la órbita de Occidente, porque aquí es donde se demuestra que todo país con libertades económicas y políticas avanza cualitativamente sobre países de civilizaciones que tienen valores y tradiciones diferentes a la nuestra. Lamentablemente una de ellas es la civilización ortodoxa, que está “liderada” por una Rusia que es tan pobre como cualquier país subdesarrollado, pero con armas nucleares.