¡Prepárate, María del Carmen!

El futuro político del Perú se ha definido desde la proclamación de Castillo hasta ayer 27 de julio, un día antes de la celebración del bicentenario. En el interín de aquellos días –incluyendo la elección de la mesa directiva del Congreso encabezada por Acción Popular y María del Carmen Alva Prieto– está la clave de lo que vendrá. En ese sentido, la obtención de la mesa directiva era vital para que el gobierno de Castillo tenga un poco de aire; ese que ya no tiene (pero que tanto necesita) debido al largo proceso –semanas en realidad– que conllevó su reconocimiento como presidente electo por el JNE. Su legitimidad está en juego, hoy más que nunca.

No obstante, antes de continuar valga hacer una digresión sobre el rol actual de Acción Popular y, sobre todo, de María del Carmen Alva. Poco se ha dicho pero este es el regreso por la puerta grande de un viejo partido que tuvo responsabilidad directa en la vacancia de Vizcarra, cuyo gobierno no solo fue deplorable sino además con visos de corrupción. No solo eso, que AP y María del Carmen Alva lideren el primer poder del Estado hoy es también el triunfo del ala más moderada y próxima a Barnechea (no olviden de Alva Prieto fue candidata a la vicepresidencia de Alfredo), con lo cual Lescano queda por lo suelos. 

Ahora bien, retomando el tema del control de la mesa directiva, Castillo lo perdió no solo por la poca capacidad operativa de los congresistas de Perú Libre para llegar a tejer los consensos en un Legislativo balcanizado, sino también porque Vladimir Cerrón prefiere el combate al acuerdo, que es donde gana más. Todo lo anterior así como los gestos y mensajes de Cerrón en los últimos días, llevan a decir que el Ejecutivo de Castillo podría estar supeditado al partido, es decir al dueño de este que no es sino Vladimir Cerrón. Ahora bien, si Vladimir prefiere el combate al acuerdo, es altamente probable que entonces los choques entre Ejecutivo y Legislativo continúen, no obstante que el Perú no aguante otro escenario como ese, en la antesala de una tercera ola de la pandemia. 

Un estado de caos y anarquía, de disensos y conflictos, como pretendería Cerrón, solo refuerza la idea de una posible vacancia a un presidente que –con tal de seguir el tenor del partido y Cerrón– insistirá en, por ejemplo, la convocatoria de una asamblea constituyente, a pesar de no ser su función. En otras palabras, y haciendo aproximaciones, el Congreso y su presidenta podrían tener –otra vez– una actuación preponderante.

El detalle es que Castillo está amenazado por todas partes, y es casi seguro que no podrá cumplir con sus votantes radicales que le piden asamblea constituyente ahora mismo. No solo eso, sería un suicidio que el electo presidente pretenda convertirse en un Humala dos, en alianza con los caviares, porque el propio partido cerronista podría converitirsae en oposición.

Mi proyección, estimado lector, es sencilla: Cerrón obligará a Castillo a no moderarse. En consecuencia,  el conflicto Ejecutivo - Legislativo crecerá y generará una crisis que desembocará en la vacancia. Entonces, como en los peores momentos de nuestra historia reciente, Acción Popular volverá a ser el partido que haga de mediador.