María Cecilia Villegas

¿Por qué tanto salto si el piso está parejo?

¿Por qué tanto salto si el piso está parejo?
María Cecilia Villegas
11 de diciembre del 2014

¿Por qué se confunde los intereses del Ministro Figallo con los intereses del Estado?

Como en los momentos más graves del desconocimiento y manipulación de las instituciones durante el fujimorismo, en los últimos días hemos sido testigos de cómo ministros, congresistas y otras autoridades salen furibundos a acusar a la procuradora Yeni Vilcatoma de querer desestabilizar al gobierno.

El ministro de la luz verde salió presuroso a sostener que “la exprocuradora Vilcatoma ha violado la Constitución, y ejercido al margen de la ley la defensa del Estado.” Y uno se pregunta, ¿es que acaso dentro de las funciones del Ministro de Defensa esta salir en “defensa” de la pareja presidencial? ¡Es vergonzoso leer sus tuits! Ello no le compete ni se adecúa a su investidura.

Por otro lado, aparece el expresidente del Congreso Daniel Abugattas, quien sostiene que la denuncia de Vilcatoma no es más que un montaje. “¿Dónde está la interferencia? ¿Dónde está la presión? Hemos caído tan bajo que ahora una procuradora denuncia a su ministro”, vocifera.

Se equivocan quienes creen que la exprocuradora Vilcatoma le debe algún tipo de lealtad al ministro Figallo. Los procuradores están, por mandato constitucional, encargados de la defensa del Estado. Y no de la defensa personal del Ministro de Justicia. Existe una diferencia entre la cosa pública y la cosa privada. Lo que en el sector privado puede verse como una infidencia o una falta de lealtad para con un superior, en el sector público se pone -o se debería poner - por encima de las relaciones personales, los intereses del estado.

El rol del procurador en la defensa de los intereses del Estado en un país desarrollado es reflejo de la impersonalidad que deben tener las instituciones. En un país que no ha logrado implantar una sociedad abierta – requisito básico para cruzar el umbral del desarrollo - los intereses del Ministro y otros funcionarios se confunden con los intereses del Estado. ¿Es acaso de interés del estado que Martín Belaunde, el amigo de la pareja presidencial, sea un colaborador eficaz? El interés de querer darle una condición especial a un investigado no obedece a razones que beneficien al Estado, sino a intereses particulares.

Los argumentos de los defensores del ministro pretenden ampararse en formalidades legales como si la grabación de la conversación es válida o no; o, si la procuradora debió acudir al presidente para exigir la renuncia del ministro. Más allá de la potencial legalidad de dichos actos, la forma no puede ocultar el problema de fondo. Y en el problema de fondo hay claramente una interferencia, una intervención irregular de un ministro en la investigación. Quienes utilizan los argumentos de forma parecieran querer ocultar el problema de fondo.

Tal como sostiene Ricardo Uceda “que no haya ilegalidad —lo cual es discutible— no oculta que Figallo haya desempeñado un pobrísimo papel como dirigente de la función pública." Pero, más allá de eso, uno debe preguntarse ¿por qué Nadine Heredia sale pronta a defender al Ministro? ¿Por qué el presidente ataca a la procuradora?

Habría que recordarle al entorno de la pareja presidencial que, cuando cayó Fujimori y se descubrió la podredumbre de Montesinos, aquellos que hoy ostentan puestos públicos, embajadas y se pasean por Palacio, sostenían airadamente que todos los Ministros de Fujimori y sus congresistas debían conocer necesariamente lo que hacía Montesinos. Y si no estaban involucrados en la corrupción, eran por lo menos cómplices por haberse callado.

 

Por Ana Luisa Guerrero
(11 - dic - 2014)

María Cecilia Villegas
11 de diciembre del 2014

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