¿Por qué Maduro es un gobernante de facto?

Nicolás Maduro ha gobernado Venezuela de manera ilegítima desde el 5 de marzo de 2013, lo que lo convierte en un dictador. ¿Por qué? Primero, la existencia de políticos inhabilitados, presos y exiliados demuestra que la libertad política no es un valor que prevalezca en Venezuela. Segundo, la existencia de una prisión política como El Helicoide, donde los presos son torturados cruelmente bajo el "entrenamiento" de la dictadura cubana, subraya la represión del régimen. Tercero, la subordinación del aparato estatal al partido chavista, al estilo de los regímenes totalitarios de la URSS y Europa del Este del siglo XX, es otra señal clara. Cuarto, la reelección presidencial es el mecanismo que otorga una apariencia de legalidad a los fraudes electorales cometidos por el chavismo, que controla absolutamente el sistema electoral venezolano, conocido como el Consejo Nacional Electoral.

Permítanme explicar por qué Maduro es un gobernante de facto, es decir, su presidencia es írrita y tiene el mismo valor que un dólar ruso; es decir, nada:

Primero, en las elecciones presidenciales del 14 de abril de 2013, Maduro, quien gracias al chavismo controla el sistema electoral, ganó mediante fraude con el 50,61% de los votos, superando al candidato opositor Capriles por poco más de 224,000 votos. Esta "elección", venerada por varios gobiernos socialistas de Iberoamérica (Foro de Sao Paulo), es el punto de partida que convierte a Maduro en un gobernante de facto.

Segundo, el 6 de diciembre de 2015, la oposición ganó las elecciones parlamentarias con 112 diputados de un total de 167. Ante esta situación, el dictador de facto maniobró con el Poder Judicial chavista para despojar de facultades legislativas al Parlamento, el primer poder del Estado, según lo concebido por Montesquieu. No obstante, el Parlamento dio batalla para mantener sus fueros constitucionales.

Tercero, el 20 de mayo de 2018, la dictadura chavista organizó una farsa electoral en la que el gobernante de facto, Maduro, "ganó" con el 67% de los votos. Es importante recordar que el éxodo de venezolanos comenzó en el verano de 2017, con más de 7 millones de personas huyendo de la crisis económica provocada por el chavismo, que hasta el día de hoy sigue siendo incapaz de resolver los graves problemas económicos de su población. Las principales democracias occidentales (Estados Unidos, la Unión Europea, Australia, Nueva Zelanda), Japón y la mayoría de los países iberoamericanos no reconocieron los resultados de esta farsa electoral, lo que nos lleva al cuarto punto.

Cuarto, tras las constantes arbitrariedades e ilegalidades perpetradas por Maduro, como la farsa electoral de mayo de 2018, la legítima Asamblea Nacional, en un Cabildo Abierto el 11 de enero de 2019, decretó la ilegitimidad de Maduro y proclamó como presidente interino al entonces presidente del Parlamento, Juan Guaidó, quien ocupó legítimamente el cargo hasta el 4 de enero de 2023. Como todos sabemos, 60 democracias occidentales reconocieron a Guaidó como presidente, incluyendo el gobierno de Donald Trump en Estados Unidos, aunque Maduro mantuvo el control de las instituciones estatales a pesar de las sanciones económicas impuestas por la administración Trump.

Quinto, el escandaloso fraude electoral del 28 de julio de 2024 es la cereza del pastel. Aunque el gobernante de facto alegó haber ganado por un estrecho margen, la verdad es que el vencedor fue Edmundo González, como se puede demostrar en este enlace, donde se encuentran las actas electorales que evidencian el fracaso político del chavismo y de Nicolás Maduro.

En conclusión, considero que es ilusorio pensar que el chavismo será derrocado por la vía electoral. La única salida es la presión del poder político más fuerte de Occidente y que los venezolanos se armen de coraje para derrocarlo, como hicieron los ciudadanos de Bangladesh con la corrupta ex primera ministra que huyó en un helicóptero. ¡Viva Venezuela libre del chavismo! ¡Viva la libertad!