Iván Arenas

Pedro Castillo y su centro de gravedad político

Tras el fracaso de sus propuestas electorales

Pedro Castillo y su centro de gravedad político
Iván Arenas
14 de enero del 2022

 

En los buenos manuales de guerra (y de política) se explica la “necesidad básica e imperiosa” de reconocer dónde está el centro de gravedad del enemigo”; en otras palabras hacia dónde debemos golpear para hacer daño decisivo al enemigo. En un viejo texto de Miguel Angel Villar se explicaba que la tarea de “averiguar dónde está ese centro de gravedad del enemigo nos impulsa a entender su guerra; es decir, a esforzarnos por ver la guerra desde la perspectiva del enemigo”. ¿Por qué todo lo anterior? Veamos.

Ganada la segunda vuelta, hubo una percepción –que al parecer aún persiste– al interior de Perú Libre de que una mayoría de la población quería muchos cambios, y que entre esos cambios estaba el de la Constitución. Otros analistas y políticos, fuera de Perú Libre, insistían en que la segunda vuelta presidencial la ganó Castillo por ser Castillo y porque Keiko era Fujimori. En otras palabras, gracias al antifujimorismo, una de las identidades políticas con mayor fuerza en la política peruana. 

De este yerro de percepción parten todos los problemas de Pedro Castillo. Empujado por el aprendiz de Maquiavelo regional llamado Vladimir Cerrón, Castillo apostó por Guido Bellido como primer PCM, un rojo que una semana antes  de su designación lanzaba loas a pro senderistas desde sus redes sociales. Castillo, Cerrón y Bellido creyeron ver que se levantaba una coyuntura favorable para sus “cambios”, sobre todo el de la Constitución. He allí el primer centro de gravedad político de Castillo: su guerra política la iba a desarrollar desde el cambio, por el camino del socialismo a la peruana.

No obstante la inocencia de Cerrón de creer que el momento leninista en el Perú había llegado con la elección de Castillo, y que era hora de “sovietizar” los mercados populares vía una asamblea constituyente, el Perú –de clases medias emergentes y un mundo popular marcado por la informalidad– rechazó todo el proyecto colectivista, con una oposición en las calles que durante los tres meses posteriores a julio tuvo un protagonismo interesante. Así, el centro de gravedad Castillo, la imposición del comunismo cerronista desde el día uno, se vino abajo.

Hoy la administración Castillo no tiene un centro de gravedad para su Gobierno. En el tema económico, la absurda pelea con el gremio minero y las magras cifras de crecimiento durante todo el 2021 (a pesar del relato del ministro Francke) han mellado la certidumbre. En el tema de corrupción, el Gobierno está inundado por todas partes. En el tema sanitario, la tercera ola deja aún ver las ineficiencias del Estado y de toda la administración. En el tema de la seguridad ciudadana ni qué decir. Y en el terreno social se avanza muy poco (ni Humala lo hizo peor). El único lugar donde el Gobierno aún insiste es en el terreno cultural y en el clasismo que azuza cada tanto. Castillo necesita un nuevo centro de gravedad.

Iván Arenas
14 de enero del 2022

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