Iván Arenas
Pedro Castillo y el nuevo “rational cholo”
No se puede entender el mundo popular sin la familia y las tradiciones

La pasada elección de Pedro Castillo como presidente de la república en particular, las decisiones electorales de los votantes peruanos en general, y con unas próximas elecciones locales y regionales en el horizonte, de alguna manera abonan al largo debate para comprender la racionalidad política de una mayoría de peruanos. ¿Por qué se elige como se elige y por qué se vota como se vota?
Años atrás Carlos Melendez definió al “rational cholo” como un “elector materialista, para quien la política se debe traducir en un bien concreto; un votante que prioriza el pragmatismo sobre los ideales, a quien le estorba la política organizada y solo busca eficiencia en la administración pública”. Todo ello en un marco (frame) de “pérdida de vigencia de los partidos y prédica antipolítica”. Para el suscrito el nuevo “rational cholo” es la expresión política de las instituciones populares, y no solo el resultado de la ecuación de antipolítica y no vigencia de los partidos. ¿Cómo así?
La idea de instituciones populares refiere a las organizaciones y sistemas de reglas de juego que existen en el mundo popular, ese Perú ancho, ajeno, real y emergente. Pueden ser, entre otros, la familia, las tradiciones o esa increíble red de mercados populares, esquemas de competencia y cooperación propias del capitalismo, incluso más salvaje o informal. Sin embargo, en los largos debates nacionales sobre instituciones e institucionalidad, los académicos y los sociólogos de los tanques de pensamiento y las universidades solo han optado por aquellas instituciones del Perú oficial. y no del Perú real y popular. De allí que cuando indican que se necesita un “shock de institucionalidad” solo se habla sobre el Estado, los partidos, entre otros; pero nunca reconocen que hay instituciones populares, las instituciones del Perú real, el verdadero tejido social, como dijimos. De allí proviene entonces la nueva racionalidad política, o el nuevo “rational cholo”.
Solo a través las instituciones populares (en un contexto de política sin partidos, para agregar) se puede entender que Juliaca o Puno, dos ciudades fenicias y promercado, hayan votado de forma masiva por Pedro Castillo y no por Keiko Fujimori: el chotano representaba políticamente las ideas de un mundo popular que valora las tradiciones, la familia o “la mano dura”. Para corroborar lo anterior, Castillo empezó su meteórico ascenso anteponiéndose a todo lo que su contendora, la postmoderna zurda Mendoza, promovía (no a la legalización del aborto y a la llamada ideología de género, entre otras cosas) ¿Alguien con dos dedos de frente puede sostener que el puneño promercado votaría por un proyecto “comunista” o colectivista? En Cajamarca (bastión además de Castillo), con las rondas campesinas sucedió casi lo mismo. Las tradiciones frente al establishment del Perú formal.
Lima es hoy la primera ciudad donde existen vastos sectores populares y emergentes. El nuevo limeño de “las limas o los conos” es hijo de un migrante de segunda, tercera o cuarta generación; pero que mantiene viva la superestructura, las tradiciones provincianas, y cuya familia ha emprendido un negocio (más informal que formal). Es más, no se puede entender el capitalismo en el mundo popular sin la familia y las tradiciones. Aquí estaría el nuevo “rational cholo”, popular, promercado y conservador que podría votar por la izquierda o derecha (eso no es lo importante), dependiendo de quien represente políticamente sus valores e instituciones.
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