Iván Arenas

Pedro Castillo empata con la oposición

Se necesita una agenda social alternativa a la del Ejecutivo

Pedro Castillo empata con la oposición
Iván Arenas
17 de noviembre del 2021


A estas alturas del Partido es difícil proseguir con la idea de una asamblea constituyente. El tiempo se le acabó al presidente Castillo. Los 100 días de plazo o de luna de miel han sido, si no funestos, perdidos para un gobierno que no encuentra el rumbo. La pérdida de influencia de Vladimir Cerrón le ha quitado la dirección que la administración necesitaba. Al final del día, con un Cerrón influyente el gobierno tenía la línea política y la posibilidad de continuar y promover la estrategia de una asamblea constituyente. 

Al día de hoy Castillo es como un Humala con toques de Vizcarra. Un Humala porque tiene aún una base social que quiere "cambios", y un Vizcarra porque, al igual que el moqueguano, Castillo apela a ese regionalismo inflado. Lima contra las regiones.

Castillo no ha podido torcer al modelo económico porque eso que la izquierda llama "modelo" también ha generado una narrativa cultural en la ancha y ajena sociedad emergente: todos quieren ser emprendedores en un país informal. Ningún empresario, ni los puneños que votaron en mayoría por el Chotano quieren socialismo.

La oposición en el Congreso tampoco se halla. La narrativa de una vacancia no funciona en los sectores populares porque estos ven a Castillo como un tipo sencillo, el tipo de sombrero, y no ven a un Evo o Maduro. El día que Castillo se quite el sombrero pierde todo, también la cabeza. Castillo gobierna con símbolos, pero no con eficacia ni eficiencia, eso a la larga no alcanzará. 

Ningún grupo político en el Congreso ha propuesto un proyecto alternativo a Castillo y lo que este ha hecho en 100 días. Ni el fujimorismo ni Renovación Popular han creado un gabinete en la sombra para evaluar al detalle lo que hizo y no hizo el gobierno del lápiz. 

Si alguno de estos partidos presenta una agenda social alternativa a la administración Castillo, estoy seguro de que empezará a vencer en la narrativa y el discurso. Allí también se construyen identidades políticas, según el posmarxismo.

En resumen, estamos con un gobierno sin dirección y una oposición sin capacidad de ser oposición, sin ideología ni programa. No sólo se vive de la denuncia. Estamos en un empate catastrófico donde a ambos se les acabó el tiempo. El asunto también es que llevar una dialéctica como esta, de puros empates, en los próximos cinco años es muy difícil. En una novela política siempre hay un perdedor y un ganador, no puede haber empate. 

La oposición puede construir una alternativa popular con reformas de mercado sin mercantilismo y con capitalismo popular. Pero creo que todavía no lo quieren ver.

Iván Arenas
17 de noviembre del 2021

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