David Auris Villegas

Papa Francisco: el legado de un hombre humilde y dialogante

Demostró que el cristianismo no era una ideología, sino un compromiso con la vida

Papa Francisco: el legado de un hombre humilde y dialogante
David Auris Villegas
23 de abril del 2025


En la adolescencia, Jorge Bergoglio ya andaba con el corazón dialogante y valiente. A una muchacha le escribió una carta: “Si no me caso con vos, me hago cura”. Curiosamente, Dios la leyó antes que ella y lo reclutó, terminando como Papa Francisco. Porque si se hubiera casado, tal vez habría terminado preparando mate en pantuflas, en lugar de celebrar misas de amor para la humanidad, como lo hizo siempre.

En un mundo de acelerados cambios y conflictos, Francisco dijo que el cristianismo no era una ideología, sino un compromiso con la vida. El ciudadano más ilustre de Argentina y del planeta, se marchó al encuentro con Dios, en la mañana del pasado 21 de abril. Su partida nos deja un camino trazado con su ejemplo: un sendero en busca del amor vivo, de la equidad y de la paz global. Porque decía, con firmeza, que el mundo es rico, y no es justo que haya pobreza.

Francisco denunció públicamente que la corrupción en la política junto al narcotráfico y las malas prácticas de muchos empresarios están destruyendo a la humanidad. Cuando visitó nuestro país, dijo una verdad dolorosa: “¿Qué le pasa al Perú, que cuando uno deja de ser presidente lo meten preso?" Al mencionar a algunos tristes exmandatarios, dejó en evidencia que estamos siendo gobernados por una banda de bribones confabulados con los malos empresarios que nos hunden en la miseria.

Como maestro nos enseñó que la educación, el humanismo, la inteligencia artificial, la literatura, la lectura y la cultura son caminos para una humanidad más consciente, compasiva y justa. Creía firmemente que la tecnología debe estar al servicio del bien común, guiada por valores éticos. Por eso recomendaba leer a Dostoievski y Borges, entre otros, quienes nos ayudan a humanizarnos.

Francisco nos enseñó a perdonar siempre, decía que “Dios nunca se cansa de perdonar, somos nosotros los que nos cansamos de pedir perdón”. Lavó los pies a los presos como gesto de humildad y reconciliación. También pidió perdón públicamente por los errores de la Iglesia, demostrando que el perdón empieza por uno mismo.

Asimismo, ante las Naciones Unidas expuso que cualquier daño al medio ambiente es un daño a la humanidad. En su encíclica Laudato Sí, defiende a la Tierra, llamándonos a cuidar la Tierra, nuestra “casa común”. Denunció la explotación sin límites de los recursos y el impacto que esto tiene, especialmente en los países más pobres.

La filosofía de Francisco, basada en el diálogo, la solidaridad y el respeto por el entorno, debe integrarse en todo el ecosistema educativo. Su llamado a construir un mundo más justo es clave para formar ciudadanos que respeten la dignidad humana y del planeta.

David Auris Villegas
23 de abril del 2025

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