Alonso Pahuacho

Paolo Guerrero: ícono deportivo nacional

Una nueva batalla para el goleador de la selección peruana

Paolo Guerrero: ícono deportivo nacional
Alonso Pahuacho
27 de agosto del 2018

 

Los iconos deportivos desempeñan un papel clave en la producción y reproducción de las identidades nacionales. En nuestro país nadie encarna ese sentimiento más apropiadamente que Paolo Guerrero, considerado por muchos como uno de los mejores futbolistas que vistieron alguna vez la camiseta de la selección nacional. Gran parte de la carrera de Paolo (en la década pasada) significó en tierras peruanas una era de optimismo, ideología (liberal), libertad y esperanza, luego del gobierno de Alberto Fujimori. Y en el contexto balompédico internacional, un breve periodo de éxito, sin precedentes, en una amplia gama de deportes, incluyendo fútbol (con Cienciano campeón de la Copa Sudamericana), surf (Sofía Mulanovich) y boxeo (Kina Malpartida).

Para convertirse en un ícono deportivo, el atleta debe, según el filósofo alemán Hans Lenk, incorporar un “ideal mítico” y ser capaz de realizar hazañas extraordinarias, que solo pueden lograrse mediante la dedicación completa a la tarea en cuestión. Paolo Guerrero puede considerarse el mayor ícono deportivo peruano de la última década. En 2016, en el marco de la Copa América Centenario, superó a Teófilo Cubillas como máximo anotador histórico de la selección peruana de fútbol. Y actualmente cuenta con 35 goles en 89 partidos con “el equipo de todos”.

Los éxitos en los deportes de élite están relacionados con cuestiones de nacionalidad, orgullo y prestigio internacional. La identidad del Perú está, de alguna manera, entrelazada con la vida de Guerrero y sus logros con la Blanquirroja. Para muchos, el hijo de doña Peta representa al héroe deportivo por excelencia que, al mismo tiempo, ha desempeñado un papel importante en la construcción social de nuestra peruanidad. Su progreso como un ícono, sin embargo, se ha desarrollado de diferentes formas y en diferentes momentos.

En casi todos los casos, los logros deportivos son cruciales para el éxito general de este proceso. Aquellos logros, junto con los mitos e historias que los acompañan, son necesarios para ejercer una influencia de largo alcance en el deporte en sí, para obtener prestigio en el resto del mundo y para seguir siendo parte de la memoria colectiva de la historia del deporte. Los grandes íconos deportivos tienen la capacidad única de unir a toda una nación y, a veces, arrojarla a un éxtasis desenfrenado.

Sin embargo, cuanto más fácilmente un ícono se involucra en disputas relacionadas con asuntos prácticos, mayor es el riesgo de que él divida a un país entre sus fanáticos, seguidores y creyentes, por un lado, y los escépticos y críticos por el otro. En el caso de Guerrero ese riesgo se hizo manifiesto cuando no logró pasar con éxito un control antidopaje en el partido contra Argentina en la Bombonera. Peor aún, la semana pasada se confirmó lo que muchos temían: el Tribunal Suizo ratificó la sanción, y nuestro capitán deberá alejarse de las canchas hasta abril del 2019.

Pero Guerrero insiste. Sus capacidades y logros como futbolista se utilizan cotidianamente para caracterizar la identidad de todo el Perú (en medios, publicidad, política, cine, etc.). Esta nueva batalla trasciende al jugador de fútbol y él se arropa en el calor popular. Inducido o no por otros, Guerrero es muy consciente de cómo apelar a los sentimientos de la sociedad, utilizando sus herramientas y discursos reivindicativos de una manera sutil y eficiente. Él se jura inocente. Esperemos con calma. Aún lo necesitamos.

 

Alonso Pahuacho
27 de agosto del 2018

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