Arturo Valverde

¿Palacio obstruccionista?

Los problemas persisten y ya no hay a quien culpar

¿Palacio obstruccionista?
Arturo Valverde
08 de enero del 2020


Hasta antes del cierre del Congreso, en setiembre del año pasado, el presidente Vizcarra dedicó la mayor parte de sus discursos a satanizar y culpar a este poder del Estado por todos los males que le ocurrían a nuestro país. Por decirlo de alguna manera, si el Perú no avanzaba o persistía la corrupción era por culpa del Congreso. Sin embargo, la ausencia del parlamento en estos cuatro meses ha permitido concentrar más la atención en el desempeño del Gobierno, convertido en el Congreso que tanto criticaba, en una especie de metamorfosis kafkiana. Disuelto el Congreso, cabe preguntarse: ¿dónde está ahora la obstrucción? ¿Quién es el obstructor que nos impide ahora derrotar la delincuencia, mejorar hospitales y todo lo demás?

Los congresistas –tantas veces criticados en sus sueldos, aguinaldos y contrataciones– contrastan en su ausencia con las remuneraciones ministeriales, viceministeriales y de tantos otros funcionarios de confianza a nivel gobierno, a quienes la ciudadanía exige resultados tangibles. Los problemas sociales persisten, pero solo escuchamos más y más análisis sociológicos de parte de quienes tienen el poder de ejecutar las políticas públicas. 

Se denunciaba al Congreso por la presunta contratación de familiares de los propios parlamentarios, terminamos con una exministra a quien se le criticó por lo mismo. Ahora se pretende orientar el voto de la población hacia aquellos congresistas que impulsen la eliminación de la inmunidad parlamentaria; pero no se escucha hacer la misma propaganda sobre la inmunidad presidencial o la “inmunidad ministerial”, que convierte a los exministros de Estado en “los intocables” por cinco años. 

Y ni qué decir de los gastos. El costo del referéndum vizcarrista se suma al gasto estatal de S/ 1,733.1 millones en consultorías, asesorías y demás (Gestión - 01/01/20); además del gasto en publicidad que, entre enero y agosto pasado, se elevó en 39%. Es decir, pasó de S/ 120.8 millones a un monto de S/ 168 millones (Gestión – 20/08/19); aunque llama la atención que lo único que parecen tener para publicitar sea cualquier cosa menos las tan esperadas obras, como los mil colegios y 120 hospitales anunciados en abril de 2019. 

Persiguieron a Alan García con encono, pero no pueden revertir las cifras de crecimiento que se lograron entre 2006 y 2011, ni las obras que entregó el exgobernante al final de su mandato. Y en medio de una ideología de odios y rencores, promovida por algunos a quienes les cuesta reconocer que a quien tanto persiguieron y denunciaron revolucionó la infraestructura del Perú.

Así la cosa, Palacio de Gobierno parece haberse convertido en el “Congreso obstruccionista” del que tanto se quejaba su inquilino de turno. Esperemos que los próximos congresistas tengan la sapiencia que tanta falta le hace en estos momentos a nuestro país.

Arturo Valverde
08 de enero del 2020

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