Nuevos retos para Bukele

Nayib Bukele ha logrado una contundente victoria en las elecciones de El Salvador, con 83% de los votos según el Tribunal Supremo Electoral. Este líder populista y mediático supo construir su imagen para ganar el respaldo salvadoreño, a pesar de críticas y controversias. El desafío será gobernar para todos, enmendando problemas de su periodo anterior, así como impulsar la economía.

Bukele, con sus habilidades publicitarias, conectó con salvadoreños y latinoamericanos. Su estilo directo y presencia en redes sociales contribuyeron a su popularidad, aunque subsiste el peligro latente de un gobierno populista y autoritario. El Salvador tiene la oportunidad de demostrar que, con desafíos y diferencias, es posible avanzar hacia una democracia participativa. La diversidad de opiniones es fundamental para un futuro donde los ciudadanos se sientan representados y escuchados.

Se dirigió al pueblo salvadoreño y comunidad internacional con su estudiada capacidad expresiva, enfatizando el alcance del triunfo electoral, llamando a la unión, pero criticando a los grupos de poder y grandes potencias diciendo que el Sur Global es el “objeto” de sus enfrentamientos. Se dirigió a la prensa extranjera y representantes de organizaciones internacionales, hablando sobre democracia como el poder del pueblo que se ha expresado, criticando a España y afirmando que los salvadoreños erigirán su camino para gobernarse. “El Salvador buscará relaciones comerciales con todos los países, como socios y no como lacayos”.

Criticó a la Unión Soviética y a occidente por someterlos imponiendo sus recetas, obligándolos a pelear con movimientos guerrilleros de izquierda, decidiendo cuándo era oportuno firmar un “acuerdo de paz”. Una farsa que no trajo beneficios, justicia social, reducción de la pobreza y tampoco paz para los salvadoreños, porque la guerra civil continuó. Dijo que los campos de refugiados financiados por las potencias formaron las pandillas de las maras, importadas en 1997, imponiendo la ley del “menor infractor”, otra receta internacional

Ante la lucha contra las pandillas, los organismos internacionales censuraron el Régimen de Excepción, renovado 24 veces con el consenso parlamentario, acusados de violar los Derechos Humanos. Bukele criticó el cinismo de las potencias: “Nosotros los admiramos tanto que vamos a hacer lo que ustedes hacen, no lo que ustedes nos ordenan”.

Habló de la lucha contra la polarización, clave en Latinoamérica, llamando a la unión a pesar de sus enfrentamientos con Venezuela, Nicaragua o Brasil. Pero es pública su cercanía con Cuba, reiterada en recientes discursos de su embajadora Egriselda López en Naciones Unidas, abogando y elogiando a la isla.

El Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), izquierda radical a la que Bukele perteneció, quedó en segundo lugar con gran diferencia, 7%. Este partido, formado por cinco movimientos guerrilleros entrenados en Cuba, luchó en la guerra civil hasta firmar el Acuerdo de Paz de Chapultepec. Así, la victoria de Bukele representa otro golpe para la izquierda latinoamericana que favorece a la guerrilla, donde Cuba es una incógnita.

Bukele deberá equilibrar seguridad, derechos individuales, contra la corrupción y pobreza, retos de su mandato. La seguridad facilitará las inversiones y la democracia mejorará la calidad de vida salvadoreña. El liderazgo de Bukele podría ser determinante para la consolidación de la democracia, con una interesante propuesta de gobierno rechazando imposiciones de potencias extranjeras. Superar las divisiones, con un país inclusivo marcará el futuro salvadoreño; pero romper con los vicios de las dictaduras latinoamericanas es el gran reto que Bukele debería comenzar a entender.